El Consejo de Ministros aprobó ayer el proyecto de ley del libro, que mantiene el precio único de los libros y certifica la liberalización de los manuales de texto. Hasta ahora, de acuerdo con un decreto del Gobierno en el PP en el 2000, en estos libros se podían hacer descuentos de hasta el 25%.

Con la futura normativa, la rebaja podría elevarse siempre que el librero, según limita la ley de Comercio, no los venda a un precio inferior al de compra. Por contra, también podrían fijarse libremente precios elevados, de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda.

GRATUIDAD La ministra de Cultura, Carmen Calvo, justificó la liberalización con el argumento de que podrá "abaratar más el coste final para las familias", se garantiza la competencia y se "ayudará a las librerías" pequeñas y medianas. Además, según Calvo, la medida tiene, como objetivo final, "la gratuidad" de los libros de texto.

Por contra, el Ejecutivo mantendrá el precio único del libro en general porque los 40.000 títulos que cada año se editan en España, un patrimonio cultural, "se verían en peligro si estuvieran sometidos exclusivamente a las leyes del mercado".

Los gremios y asociaciones de libreros valoraron positivamente el mantenimiento del precio fijo, ya que les ayuda a defenderse mejor en el mercado y supone una apuesta por el libro como elemento de cultura, pero criticaron con dureza la liberalización de los libros de texto.

"La red librera independiente queda en enorme desventaja con las grandes superficies, las cadenas y los centros comerciales", advirtió Fernando Valverde, presidente de la Confederación Española de Libreros (CEGAL).

COBARDIA POLITICA El presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele), Mauricio Santos, acusó al Gobierno de "cobardía política". "No hay valor en él para cambiar la política emprendida por el PP, que solo beneficia a las grandes superficies", enfatizó Santos. A su juicio, el precio fijo es el sistema más habitual en todo el mundo, da mayor estabilidad al mercado y "permite la competencia a través del servicio que se presta al cliente, en vez de a través del precio".

Para Guillem Terribas, propietario de la famosa librería 22 de Gerona y miembro del Gremio de Libreros de Cataluña, la ley olvida a los pequeños libreros, que son quienes sustentan el comercio del libro y lo acercan a los consumidores: "Les está abocando a la desaparición y nos empobrece a todos".