Para algunos, los ecologistas, se ha dado un peligroso paso atrás. Para otros, los responsables autónomicos de la gestión del medio natural, se han impuesto la legalidad y el sentido común. La decisión del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente de modificar el catálogo español de especies exóticas invasoras ha reabierto estos días el debate sobre si es posible conciliar intereses comerciales (y políticos) y la preservación de la biodiversidad. La polémica la ha originado esta vez el ministro Miguel Arias Cañete, que ha decidido reescribir el decreto aprobado por su predecesora, la socialista Rosa Aguilar, en noviembre del 2011, seis días antes de las elecciones generales que ganó el PP. Lo ha hecho ampliando a 186 especies el catálogo oficial de especímenes foráneos de fauna y flora establecidos en España y dejando en manos de las comunidades autónomas la potestad para que determinen qué otras especies exóticas deberán ser combatidas para evitar que se expandan.

Aunque puede parecer que el nuevo decreto, publicado en el BOE del pasado 3 de agosto, es más conservacionista, lo que hace en realidad es eliminar el listado de 264 plantas y animales que los anteriores responsables del ministerio consideraron como especies "con potencial invasor". Se han mantenido, eso sí, 53 de estas especies, entre ellas varias medusas y el picudo rojo de las palmeras, que ahora han pasado al nuevo catálogo. Habrá que ver, a partir de ahora, cómo actúa cada comunidad autónoma, alertan los ecologistas.

TRES BAJAS Del catálogo han desaparecido, en contrapartida, un hongo que ataca a los anfibios (el Batrachocytrium dendrobatidis ), un alga comestible habitual en la cocina japonesa (la Udaria pinnatifica ) y el tupinambo (Helianthus tuberosus ), un tubérculo muy apreciado por la industria azucarera. En los tres casos, argumenta el ministerio, "se ha realizado un análisis técnico científico en profundidad y un proceso de debate" antes de tomar la decisión de excluirlos.

La revisión del decreto es fruto de un año y medio de discusiones con algunas comunidades autónomas muy disconformes con el decreto del PSOE (Cataluña, Aragón y Castilla y León) y de dos resoluciones del Tribunal Supremo que avalaron las quejas autonómicas de invasión de competencias y dejaron en suspenso el listado ahora eliminado.

"Al menos, esta vez el Gobierno central ha atendido nuestras reclamaciones", celebran fuentes de la Consejería de Agricultura y Medio Natural de Cataluña, que llevan ya tiempo trabajando en la redacción de un catálogo propio. Pese a que, según el ministerio, "no se ha fijado un plazo para que las comunidades autónomas establezcan sus listas", los técnicos de la Generalitat ya tienen identificadas un mínimo de 110 especies exóticas en Cataluña, "que están ocasionando afectaciones considerables sobre cultivos y hábitats silvestres", indicó una portavoz de Agricultura.

SOLOS EN DELTA DEL EBRO Entre estas especies está, por ejemplo, el caracol manzana, que afecta por cuarto verano consecutivo a los arrozales del delta del Ebro. "Esperamos que con su inclusión en la lista, el Gobierno central apoye de una vez las acciones que se están llevando a cabo para erradicarlo, porque hasta ahora la Generalitat se ha encontrado muy sola en esta lucha", manifestó la misma portavoz.

Pero las organizaciones ecologistas no comparten la satisfacción. Opinan que dejar en manos de las autonomías la decisión sobre las especies con potencial invasor será una traba a a la hora de poner en marcha campañas globales de erradicación. Además, denuncian, el nuevo decreto solo ha tenido en cuenta "los criterios de la industria peletera, de grupos de presión de cazadores y pescadores y de las empresas que comercian con especies exóticas de flora y fauna" y ya han anunciado su intención de denunciarlo ante la Unión Europea, por "sus graves lagunas". "Es un grave retroceso", sentencian Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF.

En su opinión, la supresión del listado de especies con potencial invasor puede tener consecuencias irreparables. Una de las ausencias más graves es, a su entender, la de la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss ), que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera entre las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo y que, en cambio, ha quedado fuera de la lista indicativa española.