Con unas legislativas previstas para dentro de dos semanas, al Gobierno derechista de Costas Caramanlis le ha entrado prisa por dar una imagen de eficacia ante la plaga de incendios forestales que azota Grecia. Sobre todo, por contrarrestar el peligroso descenso de popularidad experimentado en los sondeos de opinión. Pero el reparto de las primeras ayudas económicas a los damnificados --la primera ocasión del Ejecutivo griego de dar un golpe de timón en el manejo de la crisis de los incendios--, en lugar de mejorar la imagen de las autoridades entre los afectados, se ha convertido en un nuevo motivo de crispación.

Con el fin de superar las típicas trabas burocráticas de este país e imprimir celeridad en el reparto de las primeras ayudas, los bancos y cajas postales de Zacharo empezaron ayer a entregar el dinero gubernamental, y tan solo exigían a los damnificados una declaración jurada y firmada proclamando que habían perdido tierras, casas o ganado.

A simple vista, las primeras ayudas parecían generosas: 3.000 euros para quienes han visto arder sus tierras y 10.000 euros para quienes se han quedado sin hogar. A la espera de que los peritos gubernamentales certifiquen el valor de las pérdidas. Pero, como apunta Georgia Papageorgiu, propietaria de un olivar de 100.000 metros cuadrados reducido a cenizas, "esto no es nada. Cuando cobremos la indemnización conoceremos la voluntad del Gobierno".

PICARESCA Además, la picaresca mediterránea ya ha comenzado. "Mucha gente está explotando la voluntad del Gobierno para evitar la burocracia; mire a su alrededor, solo el 30% o el 40% de la gente que espera su turno para recibir el dinero son residentes en esta región", se lamenta el agricultor Costas Christakópulos. "Acaban de instalar un ordenador para evitar que nadie pueda cobrar 3.000 euros en cada banco", explica entre un griterío ensordecedor de vecinos crispados.

La descoordinación a la hora de despachar a una multitud traumatizada por haberlo perdido todo puso ayer una guinda tragicómica a una tensa jornada en los bancos de Zacharo. "Los empleados llegaron a las 7, pero no empezaron a atender hasta las 8.15; después se bloqueó la fotocopiadora y todo fue un caos", rememora Christakópulos.

Entre las acusaciones de negligencia de la oposición y buena parte de la ciudadanía, cada vez parece más patente que Caramanlis y su partido, Nueva Democracia, tienen motivos para estar preocupados por lo que pueda suceder el 16 de septiembre, fecha de los comicios. Anoche, en Atenas, se celebró una manifestación convocada por ciudadanos sin filiación política, para mostrar su dolor y su ira por los devastadores incendios. En silencio y vestidos de negro, varios miles de personas se reunieron en la plaza Sintagma. Como ocurrió en España después del 11-M, la víspera de las elecciones, los asistentes a manifestaciones espontáneas de ayer se comunicaron por mensajes de móviles y correos electrónicos.

Los sondeos de opinión revelan que los socialistas del Pasok acortan distancias con los conservadores en una horquilla que, según las fuentes, oscila entre el 0,6% y el 2% a favor de Nueva Democracia.