Quienes participen en la manifestación convocada por Nunca Máis en Madrid el sábado 23 de febrero deberán hacerlo casi en fila india. La plataforma denunció ayer que la Delegación del Gobierno ha marcado un itinerario "por calles muy estrechas" que puede crear graves problemas ante la "asistencia multitudinaria" que se prevé, dijo el portavoz José Galante.

Los convocantes consideran "inconcebible" e "insultante" que el Gobierno limite el derecho a manifestarse de un modo "tan escandaloso" y han recurrido la decisión ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que decidirá el próximo jueves.

Los convocantes pidieron que la manifestación discurriera desde Atocha a la Puerta del Sol por el paseo del Prado y Cibeles, pero la Delegación del Gobierno les quiere hacer pasar las calles del centro histórico. La misma polémica se dio en la manifestación contra la guerra prevista para el sábado también en Madrid pero el Ejecutivo rectificó ayer tras reunirse con los organizadores.

Mientras, en A Coruña los marineros necesitaron media jornada de paro para que la Administración volviese a hacerse cargo de los costes que acarrea recoger el fuel del mar. El Ministerio de Fomento había acordado abonar el combustible de los barcos que salían a limpiar en el mar, pero desde el 1 de enero no pagaba y los dueños de los barcos tenían que poner el dinero de su propio bolsillo. La semana pasada solicitaron ayudas a Capitanía Marítima pero no obtuvieron respuesta.

Hartos de hacer el "trabajo sucio" con sus propios medios, los marineros decidieron en la mañana de ayer plantarse. "Esto es pasarse un poco, nos estamos cansando y, para pagar nosotros, pues nos vamos tranquilamente a nuestra casa", indicó el coordinador de bajura de la cofradía coruñesa, Luis Dopico. En el área coruñesa el chapapote dio una tregua.