El Gobierno dio ayer un paso adelante para dejar clara ante el Vaticano su postura de no confrontación y su voluntad de acuerdo con la jerarquía católica española. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, viajó a Roma para entrevistarse con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Angelo Sodano, y con el arzobispo Giovanni Lajolo, que hace las veces de ministro de Exteriores. El encuentro, celebrado a petición del Gobierno español, se produjo a dos días de la protesta que recorrerá las calles de Madrid contra el proyecto de ley orgánica de educación (LOE) que han convocado organizaciones católicas y que cuenta con el respaldo de las más altas instancias de la Iglesia y el PP.

Fuentes de la vicepresidencia del Gobierno afirmaron que el asunto de la reforma educativa no se trató y tampoco salió el tema de la manifestación. "Sólo se repasaron las relaciones entre los dos Estados", señalaron fuentes del departamento.

CONFIDENCIAL El Vaticano, como suele hacer cuando se trata de entrevistas de carácter privado, eludió hacer declaraciones y la Conferencia Episcopal Española (CEE) se limitó a señalar que no sabía nada del encuentro y que, por lo tanto, no podía confirmarlo ni desmentirlo.

El Gobierno insistió en que la entrevista, primera entre los Ejecutivos de ambos estados desde que Joseph Ratzinger accedió, en abril, a la jefatura de la Iglesia católica, fue pedida desde Moncloa hace un mes. Pero al contrario de lo que es habitual, no informó acerca del viaje para darle un carácter confidencial al encuentro.

ATAQUES Fuentes consultadas por EL PERIODICO aseguraron que durante la reunión la vicepresidenta expuso entre otros temas la reforma educativa emprendida por el Gobierno y aseguró que, al igual que con la aprobación de los matrimonios gays, se está limitando a desarrollar y aplicar el programa aprobado por sus votantes. Fernández de la Vega también mostró a los altos cargos su malestar por la actitud de la Iglesia española y los airados ataques a las reformas, que el Ejecutivo cree desproporcionados.

Fuentes eclesiales interpretaron que el Ejecutivo ha tratado de buscar que el Vaticano apoye al presidente del episcopado, Ricardo Blázquez, y desautorice al sector más conservador, pero con fuerte peso, formado por el cardenal Antonio María Rouco; el vicepresidente, Antonio Cañizares, y el secretario general, Juan Antonio Martínez Camino. El Ejecutivo ha mantenido contactos y, según fuentes del PSOE, ha estado a punto de alcanzar un principio de acuerdo con Blázquez sobre la clase de Religión y el futuro sistema de financiación que fue "torpedeado" antes de que cristalizase.

Fuentes de la Iglesia han confirmado que el Ejecutivo propuso días atrás a la cúpula eclesiástica la firma de "un comuncicado conjunto" en el que se reconocían las conversaciones y se decía que "existían avances", pero los obispos declinaron la oferta.[subtitulo2.150]

La cúpula católica no quiso firmar una nota con el Ejecutivo sobre el avance de sus negociaciones