TCtaca, culo, pedo pis... El primer tabú es lo escatológico. El niño siente atracción y repulsa hacia la guarrería. Después se olvida del tema y se centra en el tabú sexual, que lo acompañará durante toda la vida. Antes, abundaban los eufemismos para referirse a las premuras escatológicas. En las josefinas de Cáceres, cuando los niños queríamos hacer nuestras necesidades, no solicitábamos permiso para ir al retrete, sino al cuartito. En cuanto a las evacuaciones, empleábamos cursiladas del tipo hacer pipí o hacer popó. Para algunos académicos, la palabra más cursi es pompis. A mí me parece más detestable una que usábamos en Cáceres para sustituir un verbo que voy a escribir por primera vez en un acto de liberación lingüística sin precedentes: cagar. Por aquí decíamos ensuciar. La verdad es que éramos ridículos hasta el tuétano: "Hermana, ¿puedo ir al cuartito para ensuciar con el pompis?".

Hoy, los niños llaman a las cosas por su nombre y comen golosinas con sabores guarrísimos, lo que demuestra, ¡menos mal!, que siguen aferrados al tabú escatológico, aunque sólo sea por una atracción fatal. En la feria de las chucherías (All Candy Expo ), celebrada recientemente en Chicago, se han presentado las últimas tendencias en golosinas y son para morirse de asco: gominolas con sabor a vómito, larvas con regusto a queso cheddar, perritos que defecan caramelos, chicles aliento de rata , tubos de sabrosa sangre roja... Bien mirado, en Extremadura hace años que nos adelantamos a Chicago: aquí, a las golosinas, siempre las hemos llamado guarrerías.