Mola y Sanjurjo fallecieron en sendos accidentes de aviación durante el primer año de la guerra. Aunque la Fundación Francisco Franco sostenga lo contrario, los historiadores son mayoría al subrayar cómo con estas muertes el dictador encontró allanado el camino para convertirse en Generalísimo. Caudillo de España. ¿Sabotaje?

José Sanjurjo, el León del Rif, murió en Estoril, Portugal, dos días después del inicio de la guerra, durante el despegue de una avioneta sobrecargada de equipaje por empeño del general. No llegó al frente. El general Mola, cerebro del 18 de julio desde el Gobierno militar de Pamplona, corrió suerte similar un año después. El avión que lo llevaba de Vitoria a Valladolid se estrelló.

El periodista y escritor Fermín Goñi cuenta en la novela El hombre de la Leica cómo Mola organizó un golpe de Estado «que, por ser tan chapucero, acabó en una guerra de tres años». «Fue un golpista, pero no era tonto. Escribía muy bien, no sintonizaba con Franco. Su familia siempre pensó que Franco estaba detrás del sabotaje», explica Goñi desde Miami.

La entrega de los despojos a las familias se realizó con discreción, tras un acuerdo con el arzobispado, aunque hubo tensiones. Los Sanjurjo cargaron contra el alcalde de Pamplona. Los Mola consiguieron un traslado casi secreto el 24 de octubre. No han sido las únicas exhumaciones en este otoño reparador. Se trasladaron también los sarcófagos de otros héroes de la Cruzada bajo la supervisión de Paco Etxeberria, el forense que certificó el hallazgo de los cuerpos de Lasa y Zabala bajo cal viva en un páramo de Alicante.

Los Mola y los Sanjurjo, por su parte, rechazaron el servicio de Etxeberria.