La tercera marea negra procedente del petrolero Prestige siguió jugando ayer al escondite. Un fuerte temporal del sureste, con olas de hasta seis metros, la partió en dos áreas de miles de manchas, una de las cuales se alejó hasta unas 20 millas mar adentro y hacia el norte. Otra sigue amenazando las Rías Bajas, aunque de seguir su actual trayectoria penetraría en la ría de Corcubión y Finisterre. Al menos, según los datos de Salvamento Marítimo.

Cada día que pasa, la gran mancha está más fragmentada. Ahora está formada por galletas de tamaño muy diverso, cada vez más sólidas, hasta el punto de que han empezado a recogerse con horcas. De seguir su actual trayectoria, lo más probable es que impacte contra la Costa de la Muerte, pero si el viento girara a poniente entraría de lleno en las Rías Bajas, con un efecto devastador.

Mientras la gran mancha se dividía, su avanzadilla siguió castigando la Costa de la Muerte. Tres manchas muy consistentes fueron localizadas de buena mañana en la ensenada de Finisterre. Cuatro pesqueros de la flota de Corcubión extrajeron unas 10 toneladas de fuel. Las escena fue similar a la registrada en el resto de la Costa de la Muerte.