Un tsunami ocasionado por uno de los peores terremotos de la historia causó ayer cientos de muertos y de desaparecidos en Japón. Las cifras aumentaron a lo largo de las horas y lo seguirán haciendo, conforme se vayan recuperando cuerpos ahogados o enterrados. Solo en la costa de la ciudad de Sendai fueron encontrados más de 300 cuerpos sin vida.

Las olas, de hasta diez metros de altura, arrastraron a su paso casas, coches y personas en la costa este. El terremoto dejó edificios en llamas, ciudades sin electricidad, afectó centrales nucleares y sacó a la gente a la calle. La factura habría sido mucho más onerosa en cualquier otro lugar del mundo, porque no hay país más preparado para terremotos que Japón.

El seísmo se produjo a las 14.46 horas (6.46 en España) a un centenar de kilómetros de la provincia de Miyagi, en la costa este, y a una profundidad de 24,4 kilómetros. Al seísmo, de 8,9 grados en la escala Richter, le siguieron una veintena de réplicas, muchas de más de seis grados. Horas después, en las provincias de Nagamo y Niigati, en la costa oeste, se registró otro seísmo de 6,2 grados.

El de la costa este es el mayor terremoto en Japón desde que empezaron los registros, 140 años atrás, y el quinto con más fuerza del mundo. Los temblores se notaron incluso en Pekín. Ayer avanzaba la gran pared de agua a través del Pacífico.

La alarma de tsunami se extendió a países tan distantes como Rusia, Indonesia, Nueva Zelanda, Chile o Filipinas. En la costa oeste de América se evacuó población. La Cruz Roja ha alertado de que las olas son más altas que algunas islas del Pacífico.

COCHES A LA DERIVA Las ciudades y pueblos situados en la franja de litoral de 2.100 kilómetros del este japonés fueron las más afectadas. Las olas barrieron la costa de las prefecturas de Miyagi y Fukushima. La televisión ofreció imágenes de barcos pesqueros empujados al interior por las olas, otros amarrados al puerto que chocaban entre sí y coches parcialmente sumergidos a la deriva. También un barco con un centenar de pasajeros fue arrastrado por el agua, sin que se sepa aún qué ha sido de ellos. Columnas de humo sobre decenas de edificios completaban un cuadro propio de una película de desastres de Hollywood.

Las comunicaciones quedaron seriamente afectadas. Decenas de ciudades quedaron sin luz, el pavimento de las carreteras se resquebrajó, el servicio de ferrocarril que une Tokio con el norte se suspendió y los dos aeropuertos de la capital se cerraron. El de Sendai, al norte de Tokio, quedó inundado por una amalgama de barro, coches, camiones y árboles. Más de 300 casas fueron completamente arrasadas en la ciudad de Ofunato.

En Tokio, a 250 kilómetros al sureste del epicentro, los edificios temblaron durante interminables minutos. Las calles fueron tomadas por la gente que había huido a la carrera. El seísmo balanceó la icónica Torre Tokio, de 333 metros de alto.

Los trenes se detuvieron y los pasajeros tuvieron que andar por los arcenes. También varios edificios tokiotas acabaron en llamas. Los daños son "enormes", informó el portavoz gubernamental, Yukio Edano, quien prometió grandes esfuerzos. El Ministerio de Defensa envió a la zona tropas, aviones y helicópteros. El primer ministro, Naoto Kan, pidió a los políticos aunar esfuerzos para "salvar el país".

FONDO DE EMERGENCIA Es probable que se apruebe un fondo de emergencia para ayudar a las víctimas del terremoto. El Banco de Japón anunció que se esforzará al máximo para mantener la estabilidad financiera.

Tokio declaró, por primera vez, el estado de emergencia nuclear. Las autoridades aclararon que la medida era cautelar, que no ha habido fuga radiactiva alguna, pero que están "preparados para lo peor".

En la planta de Fukushima se averió el sistema de refrigeración del núcleo del reactor. En la central de Onagawa, también en la provincia de Miyagi, se desató un incendio en el edificio que contiene la turbina y el humo se podía ver desde kilómetros de distancia. Y en la de Kashiwazaki-Kariwa se salió agua de las piscinas que contienen las barras de combustible. En cuatro centrales se han cerrado automáticamente once reactores nucleares, según el Ministerio de Industria. También un complejo petroquímico de Miyagi registró un gran incendio seguido de una enorme explosión.

Japón tiene un doloroso pasado sísmico. Uno de cada cinco terremotos que sobrepasan los seis grados en la escala Richter se producen en el país del Sol Naciente. El de Kobe, ocurrido en 1995, fue el desastre natural más costoso de la historia. Los japoneses, acostumbrados a que el suelo tiemble, estaban aterrorizados. Nunca, decían, habían visto nada igual.