´OPEN RANGE´

DIRECTOR: Kevin Costner. INTERPRETES: Robert Duvall, Kevin Costner, Diego Luna, Annette Bening. PAIS: EEUU. SALA: Cáceres

Capaz de participar en cursilerías como Mensaje en una botella y Dragonfly , pero también de protagonizar algunas obras maestras del cine contemporáneo, caso de Un mundo perfecto , Kevin Costner se crece cuando de dirigir o interpretar un western se trata.

Toda su filmografía como realizador pertenece a este género. En Bailando con lobos recurrió a la épica ecologista. En Mensajero del futuro , que era un western camuflado de película futurista, apostó por el mesianismo con resultados largos y soporíferos.

En su tercera y mejor película detrás y delante de la cámara, Open range , se vuelca en el clasicismo y la pureza del cine del oeste. El filme bebe argumentalmente de John Ford y Howard Hawks, concretamente de Pasión de los fuertes , Río Rojo y Río Bravo , y visualmente se ampara en la emoción y la fuerza física de los mejores cultivadores del género.

Open range es un relato antiépico, pese a que alguna frase promocional diga lo contrario, fundamentado en una tipología escueta, el minimalismo del relato, la redimensión del espacio, la pureza del paisaje y el realismo de sus secuencias de acción y tiroteos. Lo que narra es muy simple, forjado en la autodefensa y la venganza de los pioneros. Sus protagonistas son tres cowboys pertenecientes a otras tantas generaciones: el veterano Robert Duvall, que piensa seriamente en establecerse en una ciudad; el maduro Kevin Costner, que arrastra un amargo pasado como pistolero, y el jovenzuelo e inexperto Diego Luna.

APRENDIZAJE

Entre el aprendizaje y el traslado de ganado, dos de los grandes motivos argumentales del western, se desarrolla esta magnífica película que, como Clint Eastwood en Sin perdón , se basa en la contemplación del gesto cotidiano y en el poder cinético de la lluvia; en el realismo físico y el emotivo: los rostros de Duvall y Costner cuando Annette Bening les sirve té en unas tazas cuyas asas resultan demasiado pequeñas para sus encallecidos dedos, reflejan a la vez la rudeza y la ternura de los últimos hombres de la frontera.