El equipo médico del Hospital San Rafael de Granada, de la orden religiosa de San Juan de Dios, será el encargado de atender hasta el final a Inmaculada Echevarría, la enferma de distrofia muscular que ha pedido que le retiren el respirador que la mantiene con vida. La dirección del centro, en el que la mujer permanece ingresada desde hace 10 años, ha asegurado que velará "de forma escrupulosa" por el ejercicio de los derechos de la paciente y ha pedido "respeto a su dignidad e intimidad".

La dirección médica, junto al equipo de bioética del hospital y el comité de ética de la orden religiosa, analizaron ayer el dictamen del Consejo Consultivo de Andalucía --que avala la petición de Echevarría al considerarla una limitación del esfuerzo terapéutico recogido en la ley de autonomía del paciente-- y finalmente no han alegado objección de conciencia para negarse a la solicitud. En un nata leído por el director gerente, el hospital considera que se trata de una decisión "ajustada a derecho" que carece, "de forma inequívoca, de objeciones de carácter ético".

El centro no se ha pronunciado acerca del momento en que le será retirado el respirador, ya que se trata de una actuación "enmarcada en la privacidad de la relación entre médico y paciente". No obstante, ha subrayado que la atención sanitaria que recibirá la enferma --tanto en los aspectos técnicos como humanos-- será "plenamente adecuada" a sus necesidades.

SEDACION PREVIA Asimismo, velará por el cumplimiento de "la totalidad de las garantías y requisitos" establecidos para el cumplimiento de la voluntad de la mujer --como la sedación previa para evitar el sufrimiento-- y "el normal desarrollo del desempeño" de los profesionales que asisten a la enferma, que ya ha dicho que espera que la medida se tome "cuanto antes".

Echevarrría, de 51 años y sin familares, ha pasado postrada en una cama los últimos 30 años.