Restaurar el orden era ayer la máxima prioridad en la caótica Nueva Orleans, donde la Agencia Federal de Protección de Emergencia se vio obligada a suspender temporalmente las operaciones de rescate ante los ataques de francotiradores. Bandas armadas y saqueadores se hicieron con la ciudad mientras 300.000 personas esperaban ser evacuadas tras pasar otra noche en los puentes y rampas de acceso a la autopista. La desesperación es tal que la Casa Blanca anunció que aceptará "cualquier oferta de ayuda de otros países", pocas horas después de que el presidente, George Bush, asegurase: "Apreciamos la ayuda, pero saldremos de ésta solos".

Cientos de víctimas continuaban hacinadas en el Centro de Convenciones, que también ha servido de refugio, en condiciones insoportables y donde más se teme por las epidemias. "No tenemos ayuda, estamos desesperados, viviendo como animales. Hay muertos aquí dentro y nadie viene a llevárselos", clamó el reverendo Isaac Clark.

SIN AUTORIDAD Un doctor del Hospital de la Caridad de Nueva Orleans, Tyler Curiel, explicó que hubo que suspender las evacuaciones de pacientes por los tiroteos, y anoche periodistas estadounidenses que se encontraban en el edificio aseguraron que no había ninguna persona uniformada en el centro hospitalario ni en los alrededores.

En el Superdome, un helicóptero fue atacado, un soldado resultó herido y varios grupos provocaron incendios en el exterior de este estadio sin ley poco después de que los primeros buses con 3.000 supervivientes del huracán Katrina llegaran a su nuevo hogar, el Astrodome de Houston (Texas), que acogerá a 25.000 refugiados (otras 25.000 víctimas de Luisiana serán alojadas en San Antonio). También los responsables del servicio de ambulancias que transportaba a enfermos y heridos pararon los vuelos. "La situación se ha vuelto demasiado peligrosa para los pilotos", afirmó Richard Zuschla, jefe de Acadian Ambulance.

La Guardia Nacional recorría las calles en vehículos blindados y ya se ha anunciado el envío de otras 10.000 tropas, que sumarían un total de 30.000 en la mayor respuesta militar a un desastre natural en la historia del país. La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, pidió que la cifra llegue a 40.000, de manera que puedan superar la hecatombe, que, según dijo, ha causado "miles de muertos".

Anoche, el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, lanzó un "SOS desesperado" en un comunicado enviado a la CNN. "Actualmente --escribió el alcalde--, la salubridad y la seguridad del Centro de Convenciones no están aseguradas y no tenemos nada para alimentar a las 15.000 o 20.000 personas que hay allí".

Según un portavoz del mando central del Ejército, los planes militares no incluyen el regreso de parte de las tropas desplegadas en Irak y Afganistán, pero el coronel Trey Cate anunció desde Qatar que el Pentágono estudia la fórmula para que los soldados cuyas familias se han visto afectadas puedan volver.

CRITICAS A BUSH Tras comprobar la devastación a bordo del Air Force One el miércoles, y en medio de las críticas por no haber dejado su rancho inmediatamente después de que el huracán tocara tierra y por la desorganización de las evacuaciones, Bush viajará hoy a Alabama, Misisipí y Luisiana, donde realizará varias paradas. Además, Bush se reunió ayer con los expresidentes George Bush y Bill Clinton y les pidió que jueguen un papel central en la recaudación de fondos para los damnificados, como hicieron en la tragedia del tsunami, en el Sureste Asiático. Poco antes, discutió el impacto económico del huracán con el responsable de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

MANO DURA El presidente lanzó un mensaje desde el programa Good Morning America . "Entiendo su frustración, pero quiero que sepan que la ayuda está en camino". Y otro a quienes se aprovechan de la situación: "Tolerancia cero para quienes no respetan la ley, ya sea a través de robos, el precio de la gasolina o el fraude a las aseguradoras. Le he dejado este punto muy claro al fiscal general. Los ciudadanos deberían estar trabajando juntos. La recuperación del Katrina llevará años", declaró.