A menudo hablamos de la Naturaleza como un entramado en el que las fronteras políticas, regionales o nacionales carecen de sentido. El territorio del que hoy nos ocupamos es un claro ejemplo de un espacio natural compartido por dos países y con un nexo común: el río Guadiana. El área en cuestión se ubica al suroeste de la provincia de Badajoz y comprende parte de los términos municipales de Badajoz, Olivenza, Alconchel, Cheles y Villanueva del Fresno en la margen izquierda del Guadiana; y los términos de Elvas, Juromenha, Alandroal, Terena y Mourao en la margen derecha, ya en territorio portugués.

A lo largo de unos 70 kilómetros, el Guadiana dibuja la frontera entre España y Portugal. En el área están representados cuatro de los nueve biotopos calificados en la Directiva de Hábitats de la Unión Europea: hábitats de agua dulce, formaciones herbosas naturales y seminaturales, bosques y hábitats rocosos y cuevas.

Los hábitats de agua dulce los determinan el Guadiana y sus afluentes. Mientras que el río mantiene un caudal más o menos estable en verano, sus afluentes son en su mayoría de caudal intermitente y con un buen estado de conservación de su vegetación ribereña.

La vegetación riparia forma interesantes bosques de galería y está representada por fresnos, chopos y sauces. Además, hay una variada vegetación semisumergida de juncos, carrizos y espadañas, y otra sumergida, de nenúfares, potamogetos, algas.... Los lechos de los ríos con fuerte estiaje lo cubren tamujares y adelfares. Algunas especies que pueblan las aguas son la pardilla, la boga del Guadiana, la colmilleja... No obstante, el mayor interés piscícola se centra en las especies ictiológicas migradoras como la lamprea marina, anguila, alosa y sábalo. Aparte de los peces mencionados, hay que reseñar la existencia de mamíferos como la nutria, y aves como la cigüeña negra y las garzas.

Las formaciones herbosas presentan dos variantes: pastizales en alternancia con cultivos de secano y dehesas de encinas y alcornoques dedicadas sobre todo al pastoreo. Las zonas más abiertas y desarboladas dan cobijo a una rica y original comunidad de aves como los aguiluchos cenizos, cernícalos primillas, sisones, avutardas, ortegas, gangas...

Los bosques y dehesas están también representados en el entorno del Guadiana Internacional. En las laderas de solana pujan bosquetes de acebuches. Las zonas arboladas más extensas son las dehesas de encinas. La fauna más interesante aporta cigüeñas negras, milanos negros, águilas calzadas, elanios y las invernantes grullas.

El roquedo y las cuevas lo constituyen desprendimientos rocosos. En las cuevas se refugian importantes poblaciones de murciélagos, entre los que hay especies amenazadas, como golondrina dáurica y avión roquero.

No menos importante que el natural es el patrimonio arquitectónico cercano al río Guadiana internacional (molinos, antiguas zahúrdas y vallados en piedra seca) y arqueológico (petroglifos neolíticos de Cheles, dólmenes, menhires).

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Pero gran parte de los paisajes ya han sido o están siendo paulatinamente destruidos, toda vez que los trabajos de desbroce de las zonas inundables de la presa de Alqueva hace tiempo que comenzaron, afectando a 1.300.000 árboles, la mayor parte de ellos ya talados. El impacto ambiental de esta presa es enorme, ya que inundará 25.000 hectáreas, más de 3.500 de suelo extremeño. Las aguas comenzaron a embalsarse a principios del 2002.

No hay medida correctora capaz de paliar los graves efectos que la presa provoca sobre el medio de la zona. Las presiones del gobierno portugués y el nulo interés del gobierno español y la Junta de Extremadura por minimizar el impacto ambiental han hecho que se cumplan los peores augurios. Alqueva ha supuesto la desaparición del último gran río español en estado silvestre.

Se destruirán 540.000 encinas, 30.000 alcornoques, 130.000 olivos, miles de fresnos, sauces, chopos...), provocando la desaparición de biotopos naturales de gran valor ecológico. La fauna más perjudicada es la comunidad piscícola, que comprende especies marinas migradoras y las aves, que pasaran de 140 especies catalogadas en la actualidad a unas 35 al llenarse el embalse.