Ganadores del Premio de Investigación Histórica José María Calatrava de Caja de Extremadura, los historiadores Juan Carlos Martín, María Jesús Teixidó y Fernando Jiménez Berrocal proponen un viaje en el tiempo, nada menos que dos siglos atrás, a la Guerra de la Independencia en Cáceres (1808-1814). Con este sencillo título, el libro fue presentado anoche en el Aula de Cultura de Clavellinas y se convierte en la primera obra monográfica que aborda aquella etapa histórica en profundidad. "Queríamos llenar un vacío porque no existía ninguna investigación sobre este conflicto", afirman los autores, que han desempolvado documentos del Archivo Histórico Municipal de Cáceres hasta reunirlos en un volumen pionero.

Con menos de 10.000 habitantes y una sociedad que rozaba lo medieval, la capital cacereña era en 1808 un lugar dominado por terratenientes locales que ocupaban el recinto intramuros y mantenían sometida a una amplia población de artesanos y menestrales que vivían en el arrabal medieval, dedicados a fabricar cal y curtir pieles. La invasión de las tropas francesas cambió aquel decorado por completo hasta suponer el inicio de una decadencia de la que Cáceres ya no se recuperaría.

Destacan los autores que la ciudad "no fue escenario de grandes batallas ni tampoco una población asediada, destruida o saqueada por los bandos en conflicto". Por contra, su importancia fue clave porque la ciudad y su entorno se convertirían en lugar de provisión para todos los actores de la guerra: ejércitos regulares españoles y aliados, franceses y guerrilleros tomaron Cáceres como centro de operaciones donde abastecerse de materias como carne, tejidos, medicinas o armas.

El valor del trabajo de investigación estriba en que se abordan todos los aspectos posibles de la guerra, no solo desde el punto de vista militar sino en otros tan novedosos como el descubrimiento de redes de espionaje mediante el correo a caballo.

Referente institucional

"Cáceres no fue un punto importante en lo militar sino en el abastecimiento", reitera María Jesús Teixidó, cacereña licenciada en Historia del Arte y, con 26 años, la más joven del equipo. A diferencia de Badajoz, que sí se podía defender militarmente, Martín Borreguero incide en que los franceses abandonaron Cáceres y la dejaron a su suerte". Pero su importancia, dice, radicó en ser sede de la Real Audiencia Territorial de Extremadura. En la capital estaba centralizado el poder jurisdiccional. Prueba de ello, fue la organización de los alistamientos para la guerra, la llegada de partidas de guerrilla o un hospital militar. A Cáceres llegaban incluso, desde el puerto de Sevilla, las armas británicas que luego se distribuían entre los guerrilleros.

Sin embargo, Jiménez Berrocal hace hincapié en que fue un conflicto para olvidar, ya que "hipotecó el futuro de muchas familias de Cáceres y sus pueblos porque las cosechas fueron esquilmadas y sus vías de comunicación destruidas". La opinión final de este investigador deja claro que la Guerra de la Independencia supuso un freno al desarrollo burgués. "Las secuelas económicas fueron tremendas y prosiguieron durante el siglo XIX", concluye.