El actor barcelonés Fernando Guillén, que interpretará una lectura dramatizada sobre el sexo mañana en el ciclo Estrellas bajo las estrellas de Mérida del Festival de Teatro Clásico de Mérida, indicó que el público emeritense que acuda al evento "puede escandalizarse y molestarse ante las cosas que voy a leer".

Guillén, que actuará en el Anfiteatro Romano con Del Ars Amandi, a la obscenidad , dijo ayer a Europa Press que, aunque algunos se escandalicen, otros se reirán, otros reflexionarán, otros disfrutarán y habrá quién "goce de un gran escritor y poeta, como por ejemplo Ovidio".

Aunque la lectura dramatizada que interpretará tratará de "temas naturales", admitió que "habrá trogloditas que pensarán que esto es una guarrería".

Comentó asimismo que aceptó este proyecto porque cree que es muy interesante contar a los espectadores de hoy qué pensaban griegos y romanos sobre ciertos temas que perviven de manera eterna, como la política, la violencia, la guerra o la paz.

AMOR, SEXO Y BISEXUALIDAD

En su caso, contará al espectador cómo veían el sexo los romanos, ya que "hay cosas que se mantienen", como el amor, los celos y el placer.

"Para los romanos el sexo era una actividad natural y placentera", señaló el actor, por lo que, en Grecia y Roma, "todo el mundo era bisexual y el problema de la homosexualidad no existía". Antes las leyes no condenaban ninguna actividad sexual, dijo, porque existía un concepto diferente del amor y el sexo.

En este sentido, el actor catalán resaltó la permisividad absoluta de los griegos y los romanos sobre el sexo; "no había tolerancia, que es una palabra que odio porque implica soportar hechos, porque era una cultura en la que la bisexualidad era la forma de ser de los ciudadanos".

Guillén indicó que la palabra obscenidad, usada hoy en días asiduamente, "no la utilizaban antes", porque para griegos y romanos la obscenidad y la pornografía eran usadas como un adjetivo más, sin una idea de pecado y culpa, "porque amar y hacer el amor era algo natural", según explicó a la agencia.

El actor, que ya ha actuado en Mérida en otras ocasiones, desde el año 1959 con una obra del director José Tamayo, "gran descubridor del Festival de Mérida", señaló que "el sexo es tema muy atractivo e instructivo" pero que la religión católica de España "ha desvirtuado el concepto clásico".