Cómo puede ser Miss España una señorita, todo lo agradable físicamente que se quiera. pero de cuya boca salen frases como: "Aquí habemos 52 candidatas"? Pues así habla Eva María González, la joven elegida el pasado domingo miss oficial por una organización que pretende lavar su imagen y recuperar su prestigio o, al menos, la rentabilidad de su negocio.

El concurso, que obviamente es innecesario, tiene, mal que nos pese, su público. Ser Miss España fue, durante años, una buena manera de hacerse un hueco en el mundo de la fama, principalmente en el sector moda. Ahora es mucho más rentable entrar en Gran Hermano, que te lleva directa a las pasarelas de los centros comerciales.

Pero algunas misses han alcanzado grandes metas. Ejemplo, Carmen Cervera, que ganó el título en 1962 y acabó de baronesa viuda. Por cierto, Tita, recuperándose poco a poco de la pena, acaba de comprarse un velero que le están modificando en unos astilleros de la población barcelonesa de Mataró, pues al parecer la cubierta de la embarcación tenía poco espacio para tomar el sol.

Antiguamente, el objetivo de una buena miss era casarse con un millonario. Otras lo hicieron con deportistas de élite, como Paquita Torres y Teresa Maldonado, esposas de Cliford Luyk y Lobo Carrasco, respectivamente. A algunas la jugada les salió mal, caso de Juncal Rivero, quien se casó con el dueño de los restaurantes La Dorada y a punto estuvo de arruinarse con él. Aunque peor suerte corrió Amparo Muñoz, perdida para siempre en sus excesos. Nota: el día que Amparo escriba sus memorias, ríete tú de las de Marisa Medina.