TEtl alcalde de Belvís se llama Salustiano. En la madrugada del domingo, un hijo suyo y tres amigos se estrellaron contra un monolito que daba la bienvenida al pueblo y fallecieron. Hoy, Salustiano mira desolado la habitación del hijo. Está vacía... Para siempre... En lo que va de mes, 13 padres extremeños se han quedado sin sus hijos menores de 35 años. Murieron en accidente de tráfico y sus habitaciones se han convertido en un recuerdo doloroso, inaguantable: los pósters de Estopa en las paredes, los discos de Fiti y los Fitipaldis , el ejemplar de El señor de los anillos , el ordenador que ya nadie se atreve a encender, los últimos correos electrónicos almacenados en el Messenger , la camiseta de Extremoduro que se compró en el concierto de Cáceres y que ya nadie se pondrá... ¡Joder, no sigas mirando el armario, sal de la habitación, ciérrala, no entres más ahí!

Madrugadas de verano y familias extremeñas velando con miedo. El hijo, la hija... Salieron con los amigos y prometieron que se quedarían en el pueblo. Pero los padres saben que al final, con la emoción de la madrugada, dejarán la prudencia en una bolsa de botellón y se irán al pueblo de al lado. Triste verano de verbenas y frenazos. Tensas esperas y al amanecer, el hijo que vuelve a casa, un Colacao , su respiración, su cama viva... Pero a veces no vuelve, suena el teléfono, y una habitación se queda vacía para siempre. Las madres extremeñas no dicen nada, pero sus ojos miran y gritan: ¡Hijo mío, no viajes de noche! Pero ellos viajan... Siempre viajan.

*Periodista