TEtn compañía de 50 jóvenes extremeños de 17-18 años, me he dedicado durante los últimos 15 días a recorrer Francia, Holanda y Bélgica recogiendo curiosidades como, por ejemplo, lo caro que se ha puesto mear en Europa. Quizás porque su símbolo nacional es el Manneken Pis o muñequino de la pirulina , lo cierto es que Bélgica se ha convertido en el país europeo donde más oneroso resulta el alivio urinario. Cobran 30 céntimos por hacer aguas menores hasta en las áreas de servicio de las autopistas y en Brujas llegaron a soplarnos euro y medio por un pis.

En el hotel de París hicimos amistad con una joven extremeña que regresaba del Benelux. Era muy simpática, tenía ganas de desahogarse y nos contó que padecía una ligera cistitis que la estaba arruinando: en París le cobraban 30 céntimos por cada micción y en Amsterdam, 40, aunque en ambas ciudades se las había arreglado para orinar gratis. Pero en Bélgica, nada de nada: o pagabas o reventabas. Proponía entre risas que la Seguridad Social entregara un bonotoilette a los cistíticos de viaje por Europa. La joven, tras la confesión urológica, se puso sentimental y nos narró su cruel historia de desamor: el pasado año, por esas mismas fechas y también en París, su exnovio la había abandonado al liarse con una francesa. La nostalgia nubló su rostro hasta que un pitido telefónico sacudió su melancolía. Era un mensaje. Precisamente de su exnovio. Nos lo mostró indignada. Era uno de los ejercicios de cinismo más descarado que recuerdo. Decía así: "París es la ciudad del amor. Disfruta".