El y su guitarra se bastaron. Nacho Vegas, figura del pop alternativo nacional, visitó ayer la localidad cacereña de Albalá para ofrecer un íntimo concierto en la sala El Reflejo, que celebra su 50 aniversario. El cantautor asturiano volvió a enfrentarse en solitario después de haber actuado junto a Bunbury y Christina Rosenvinge.

--¿Es la primera vez que toca en Extremadura?

--No, toqué en Badajoz, Mérida, Trujillo y en Cáceres en la Belle Epoque. Aunque es verdad que no es un sitio que frecuentemos mucho.

--¿Pero Albalá no lo conocía?

--No, la última vez que vine aquí fue a Cáceres. La verdad es que guardo un gran recuerdo. Fue una de esas noches divertidas. Conocimos a un montón de gente.

--El de anoche fue un concierto en acústico. Solos la guitarra y usted...

--Sí, hacía mucho tiempo que no lo hacía y fue muy interesante. Un concierto bastante íntimo.

--Y sorprendió con algún tema del disco que está preparando...

--Quería probar a ver cómo sonaba. Aunque la verdad no decidí mi repertorio minutos antes de empezar el concierto. Es una manía.

--Entonces, ¿todos sus espectáculos son diferentes?

--Procuro que las giras sean frescas. Hay que cambiar. Las canciones cuando las tocas mucho tiempo tienes que dejarlas descansar para no tocarlas con desgana. Cuando las coges otra vez vuelves a sentirlas.

--¿Cómo fue su primer contacto con la música?

--En Gijón, cuando tenía 16 años montamos un grupo, no sonábamos muy bien pero ahí estábamos. Empezamos actuando por los bares de Asturias. Entonces solo tocaba la guitarra.

--Y con las letras...

--Cuando escuché a Bob Dylan y sus canciones. Fue un punto de inflexión. Ahí decidí empezar a escribir. Pero me da vergüenza leer mis primeras canciones.

--¿Es tímido?

--Sí pero la música me vale para quitarme un poco la timidez. Me aferré a este mundo para esconderla. ¡Otros se aferran al deporte!

--¿De dónde saca las historias de sus canciones?

--De todos lados. De lo que leo en periódicos, en los libros de conversaciones que escucho,... Pero me encanta escribir sobre lo que me desconcierta y me obsesiona. Cuando veo que algo no funciona o hay desorden en mi vida o en la vida de alguien que aprecio lo convierto en canción.

--¿La música ayuda a ordenar esas vidas?

--No, al final sigues sin entender nada pero te ayuda a constatar que todo es un caos. Y al final lo que consigo es hacerme más preguntas y construir más canciones.