No pudo caer en mejores manos. Paqui Rodríguez aun no sale de su asombro. Cuando cruzaba un paso de peatones en el Paseo de Extremadura, «cuando más llovía», --explica Paqui--, vio un sobre sobre el asfalto. Lo pisó, y cuál no sería su sorpresa, que de repente comenzaron a «salir volando billetes de todos los colores». Bajo los coches, al borde de las alcantarillas, en las aceras… Paqui se apresuró a recoger todos los billetes que se desparramaron por la zona.

Sin darle tiempo ni a contar el dinero que había recogido volvió a su casa y le contó a su marido como el destino le había puesto bajo los pies este inesperado obsequio. «El dinero no tiene nombre, pero hay que tener conciencia», manifiesta Paqui, que nuevamente salió a la calle. En el mismo lugar en el que encontró el sobre «había un muchacho, muy preocupado, hablando por teléfono y me imaginé que tenía que tener relación con el dinero». Nuestra protagonista se dirigió a esta persona. «Antes de que yo mediara con él ni una sola palabra ya le cambió el color de cara», recuerda Paqui, quien le preguntó, «¿qué es lo que te ocurre». La respuesta fue obvia.

Paqui pidió al dueño del dinero acompañarla a su casa. Allí, «sobre la mesa, completamente mojado» estaba el sobre con el dinero: 2.050 euros que este señor acababa de sacar de una sucursal bancaria para realizar compras para su explotación ganadera. «No te puedes imaginar la satisfacción que sentí en ese momento y el gran peso que se me quité de encima», concluye Francisca Rodríguez, que durante estos días está recibiendo la felicitación de sus vecinos por tan generoso gesto.