El hepatólogo Vicente Carreño, advirtió ayer de que una nueva forma oculta de hepatitis C puede transmitirse por la sangre, sin que sea diagnosticada con los métodos empleados hasta ahora por los centros sanitarios para detectar la enfermedad. La variante del virus, descrita en un estudio que publica The Journal of Infectious Diseases, podría afectar a casi 30 millones de personas en el mundo y a unas 85.000 en España.

El equipo de Carreño, pionero en aislar el virus de la hepatitis C, ha demostrado que en algunos casos este virus permanece oculto en el hígado y es imposible de detectar si no se hace una biopsia y se aplican técnicas de hibridación y PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

En la mayoría de los pacientes con esta infección oculta, según explicó Carreño, no hay antecedentes de prácticas de riesgo como compartir jeringuillas o haberse sometido a una transfusión de sangre o un trasplante. Los investigadores tratan de comprobar si el virus también está activo en las células de la sangre. De ser así, como sospechan, tendría implicaciones en diagnósticos, transfusiones y bancos de sangre, tratamientos de hemodiálisis así como los trasplantes de órganos.

Para evitar riesgos y detectar el material genético del virus, el equipo de Vicente Carreño, de la Fundación para el Estudio de las Enfermedades Virales de Madrid, recomendó ayer a las autoridades sanitarias ampliar las pruebas bioquímicas de la sangre de los donantes.

"El riesgo es mínimo, pero es algo que hay que tener en cuenta. No quiero asustar a nadie, ", advirtió el investigador.