Dos montañistas encontraron el pasado sábado en el pueblo abandonado de Muíños, en Orense, el cuerpo sin vida de la joven Nerea Añel, de 27 años, que fue vista por última vez la pasada Noche de Reyes.

La joven, según explicó la madre en el momento de la desaparición, había dejado los estudios y posteriormente trabajó como camarera en varias cafeterías de la ciudad Gallega. Ahora continúan los análisis en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil para determinar la causa de la muerte.

Según la denuncia de su madre, desde hace dos años, Nerea tenía problemas de adicción a las drogas y había cambiado de amistades recientemente. La chica se movía en un círculo dominado por ese ambiente delictivo.

DECLARACIONES DE LA MADRE

"Mi hija llevaba últimamente unos dos años en un mundo que no era bueno y yo no conozco ese tipo de amistades. Esa clase de gente se calla la boca pero no pudo desaparecer de la noche a la mañana. Mi impresión es que a mi hija la engañaron y se la llevaron, y a lo mejor ahora tiene miedo. O eso o está muerta", indicaba la madre en declaraciones a El faro de Vigo, en su último intento por encontrarla.

Nerea tenía tatuajes en los brazos y un hombro, uno de ellos era un corazón atravesado por un puñal, un dato que al parecer habría ayudado a los agentes a identificarla.