Escondido bajo de un matorral y junto a una botella de agua vacía. Así localizó ayer la Guardia Civil el cadáver del niño alemán de 5 años que llevaba desaparecido desde el martes en la sierra de Córdoba, cerca de Espiel. Ese día, su madre apareció en una gasolinera con magulladuras y arañazos, desorientada y deshidratada, y no pudo dar una explicación coherente sobre el paradero de su hijo, con el que estaba de excursión desde la pasada semana.

Tras varios días de rastreo, en el que llegaron a participar más de 70 personas a pie, un equipo de submarinismo y un helicóptero, el cuerpo del niño fue hallado a primera hora de la mañana en una zona árida muy escarpada de difícil acceso. Aunque el cadáver del pequeño no tenía signos de violencia, sí estaba en descomposición, debido a las altas temperaturas, que estos días se alcanzan en la zona. Junto al cadáver había dos mochilas, una de ellas de adulto, y una botella de litro y medio de agua vacía.

La búsqueda dio comienzo el martes, después de que su madre apareciera en estado de choque.