Un pescador de los Cayos de Florida fue el responsable del descubrimiento, hace casi dos años, de un feto vivo de tiburón toro con dos cabezas, hallazgo que los científicos confirmaron ahora, según publica el 'Journal of Fish Biology'.

El descubrimiento tuvo lugar el 7 de abril del 2011, pero se conoce ahora con su aparición en esa publicación científica, después de que especialistas de la Universidad del Estado de Michigan (MSU) lo estudiaran y confirmaran sus observaciones.

El pescador encontró el feto al abrir el útero de un tiburón toro --también conocido como sarda o lamia-- que pescó en aguas del golfo de México. Al darse cuenta de que estaba vivo y tenía esa particularidad, se puso en contacto con un equipo científico.

Michael Wagner, de la MSU y coautor del estudio recién publicado, detalla en su análisis que el ejemplar tenía una bifurcación axial, una deformidad del embrión que comienza a separarse en dos organismos, pero no termina el proceso.

"En mitad del proceso de formación de gemelos se detuvo la división del embrión", explica Wagner, quien considera que el animal -que murió enseguida- tenía "pocas o ninguna posibilidad" de sobrevivir por mucho tiempo.

Los predadores necesitan realizar movimientos muy rápidos para cazar a otros peces, algo que este ejemplar nunca podría haber hecho, según el responsable de la investigación del primer caso de bicefalia conocido en tiburones toro.

Tras el derrame petrolero

Este fenómeno, por contra, sí se ha observado en otras especies de tiburones, según se detalla en el preámbulo del estudio, elaborado en colaboración también con la escuela comunitaria de los cayos de Florida. Reconoce que puede haber quien quiera vincular esta rareza de la naturaleza a los efectos de la contaminación derivada del derrame del DeepWater Horizon en el 2010 en el golfo de México, pero insiste en que no hay datos para establecer esa relación.

La dificultad de encontrar rarezas como esta se debe, en parte, a que las criaturas con anomalías tienden a morir poco después de nacer.

"Se pueden ver muchos más casos de dos cabezas en lagartos y serpientes", explica Wagner. "Eso es porque esos organismos se han criado en cautividad, y los criadores tienen más probabilidades de observar las anomalías".

Wagner y su equipo documentaron el descubrimiento con imágenes de resonancia magnética, que revelaron dos cabezas, así como dos corazones y dos estómagos diferenciados. Desde la parte central el animal se une y queda una sola cola en la parte trasera.