Los sedimentos del río Ebro contienen productos farmacéuticos de todo tipo, desde inflamatorios hasta antibióticos o antidepresivos, según revela un estudio del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) que ha tomado muestras en una veintena de emplazamientos. La presencia de fármacos en el agua ya había sido detectada en análisis previos, pero es la primera vez que se confirma que el lecho del río puede retener los productos. "Calculamos que el 30% de los fármacos no avanzan aguas abajo", explica Damià Barceló, director del ICRA. Eso sí, las grandes avenidas pueden remover el fondo y agravar repentinamente el problema.

El estudio ha detectado la presencia de 43 tipos de fármacos en concentraciones medias de entre 50 y 100 nanogramos por litro de agua. Damià considera que esa densidad es un riesgo escaso para la salud humana. "Un humano tendría que beber 10.000 litros de agua directamente del río, sin depurar, para que le hiciese alguna clase de efecto", ha señalado Barceló. Pero sí podría tener afectaciones sobre el medio.

RESTOS En este sentido, lamenta que no exista ningún umbral europeo sobre lo que es aceptable. Los fármacos llegan al agua a través del retrete: "Más de un 80% son restos que el cuerpo no metaboliza en su totalidad y expulsa por la orina", precisa el investigador del ICRA. Los puntos con más residuos fueron los localizados en los afluentes Huerva (Zaragoza) y Arga (Pamplona) "zonas que concentran mucha población", precisa Barceló.