UNOS CIENTIFICOS han encontrado en el estómago de un tiburón una mandíbula de oso polar. Ahora los especialistas se cuestionan si cuando el tiburón engulló al plantígrado era cadáver o si estaba vivo. El hallazgo se debe a que se realizaron autopsias a diferentes tiburones para comprobar si eran estos animales los causantes de la muerte de numerosas focas en Noruega. Este sería el remate de un auténtico annus horribilis en el que estos animales han sido primero víctimas del deshielo de los casquetes, después blanco de las escopetas y por último devorados por los monstruos marinos. .