Son 963 millones de personas las que cada día pasan hambre en el mundo, un aumento de 40 millones con respecto a 2007, y que hacen que el objetivo del Milenio, que se fijaron las Naciones Unidas para reducir la desnutrición y la pobreza extrema a la mitad para 2015, se haya convertido en una auténtica quimera.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó ayer su informe de la inseguridad alimentaria en el mundo con datos de 2007, en los que se habla de 923 millones de desnutridos, pero el estudio, explicaron con pesar, se ha quedado antiguo después de anunciar que en 2008 serán 40 millones más las personas que pasan hambre. Además, las previsiones son descorazonadoras pues la FAO advirtió de que "la actual crisis económica puede conducir todavía a más gente hacia el hambre y la pobreza".

"Los precios de los alimentos han bajado a nivel mundial desde principios de año, pero este descenso no ha solucionado la crisis alimentaria en muchos países pobres", dijo director general adjunto de la FAO, Hafez Ghanem, al presentar el estudio.

"Los efectos de la crisis serán aún más devastadores entre los pobres de las áreas urbanas y en las familias que están guiadas por una mujer, que resultan las más afectadas", añadió la FAO.