Htubo una vez un maestro que vivió en Galilea y nos dejó mensajes interesantes, uno decía que diéramos de comer al hambriento. No sé si calculó la enormidad de la tarea. El precio de los alimentos va a matar a millones de personas que no pueden pagarlos. El equilibrio es muy frágil y esta economía globalizada se empeña en romperlo. Aplicando la teoría del efecto mariposa veo hasta qué punto las decisiones tomadas por un puñado de personas situadas en la cúpula del poder afectan a la base de la pirámide, ahí donde se encuentran los que carecen del más mínimo poder de decisión sobre sus vidas La necesidad de contaminar menos la atmósfera para que el efecto invernadero no acabe destruyéndonos nos ha llevado a buscar alternativas al petróleo, por otro lado, cada vez más escaso y caro. Comenzamos a producir biocombustibles, una buena idea para un buen fin que acabará provocando más muertes que el huracán formado por las alas en movimiento de un pequeño insecto. Los que deciden pensaron que era bueno que amplias zonas del mundo, generalmente pobres, se dedicaran al monocultivo para los nuevos carburantes. Por primera vez en la historia de la humanidad no se producía para comer y, a la vuelta de poco tiempo, entraron en acción los malos de esta historia, los que siempre andan a la caza de beneficios, los profesionales de la pesca en río revuelto, los especuladores que aprovecharon la ocasión para acaparar y provocar la subida de los precios de los alimentos que los millones de pobres del mundo no pueden pagar. Seguro que en la sinopsis de esta historia faltan más argumentos, solo he querido reflexionar sobre la fragilidad del equilibrio en medio del caos y sobre cómo la levísima corriente de aire de unas diminutas alas me han hecho ver la enormidad de la tarea que nos dejó el hombre bueno de Galilea.