En su libro Viajando con ZP , (ed. Debate) descubre recovecos del presidente, aporta claves sugerentes y no oculta que a la Moncloa le convendría un nuevo impulso. Su experiencia como corresponsal en Beirut, Rabat, París y Washington fortalece la credibilidad de su análisis.

--¿Por qué recaló en Moncloa?

--El presidente me fichó porque sabía de mi trayectoria como corresponsal internacional, hablaba idiomas y tenía una experiencia muy plural: conocía el mundo árabe y musulmán, Europa y EEUU.

--¿En su primer viaje a Marruecos, el optimismo de Zapatero sobre el Sáhara no fue excesivo?

--Dijo que dejaba la actitud retórica y pasiva de España para convertirla en práctica y activa. Y consideró que ese cambio desbloquearía el conflicto en meses. Una vez más, fue excesivamente optimista; uno de los pocos defectos que le encuentro.

--¿Cómo responde Rabat?

--Marruecos nos ayuda mucho en cuestiones relativas a la lucha contra el terrorismo yihadista, uno de los grandes éxitos del Gobierno de Zapatero. Toquemos madera, pero en tres años no ha habido ningún atentado yihadista en España, y eso tienen mucho que ver con su política internacional y con la relación con Marruecos, que proporciona mucha información. Acaba de autorizar el regreso de pescadores españoles a sus costas y eso no es ajeno a las buenas relaciones actuales.

--La lucha antiterrorista habrá acaparado muchos diálogos.

--Zapatero ha hablado de eso con todos. Con líderes magrebíes y europeos, pero también con Lula, Lagos, y otros dirigentes latinoamericanos.

--¿Ha sido útil?

--Su discurso, que ha funcionado muy bien, es que la acción judicial y policial intensa y coordinada es eficaz a corto y medio plazo, pero hay que erradicar la enfermedad a largo. Desecar los pantanos donde se origina. De ahí, la iniciativa estratégica de la Alianza de Civilizaciones.

--Rodríguez Zapatero se puso de moda en Europa. ¿Y ahora...?

--El presidente no ha aprovechado el gran capital y credibilidad que le dio su primer año y medio de acción internacional. Tenía muchos admiradores. Pero en el 2006 se replegó a asuntos domésticos: el Estatut, ETA, cuando tenía que haber formado pareja artística con Angela Merkel para tirar los dos de la Unión Europea.

--¿Cuál fue el peor momento?

--Cuando el atentado en la T-4. Creo que el presidente tuvo una reacción torpe y confusa. Pero desde entonces han ocurrido cosas, como la tremebunda y desproporcionada reacción del PP, y creo que hoy Zapatero ha recuperado popularidad, iniciativa y vuelve a estar en ascenso.