Feminista, musulmana, militante marroquí. Su lucha en favor de los derechos humanos y para lograr mayores cotas de libertad en los derechos de la mujer y la familia, la llevaron, junto con otras 40 feministas, a la puerta del rey Mohamed VI. Y este les hizo caso. En su primer discurso dijo que hacía falta hacer justicia con las mujeres. Recientemente ha visitado España invitada por la Fundación Tanja, que pretende fomentar las relaciones con Marruecos.

--¿Por qué volvió a Marruecos, si tenía fácil quedarse en París?

--Marruecos es mi país y quiero ayudarle a salir adelante. Estudié en Francia y me propusieron darme la nacionalidad francesa, pero no la he querido.

--Nadie quiere volver, cuando llega a Europa.

--Lo entiendo: las posibilidades son distintas y la mayoría de los que se van lo hacen en busca de trabajo. Es normal que no quieran volver, con los índices de paro que hay en Marruecos. Pero con miedo no haremos evolucionar a Marruecos.

--Hay todavía alguna asignatura pendiente en materia de derechos humanos.

--Se han dado pasos de gigante en los últimos años. El Marruecos del 2008 no es el Marruecos de los años 80 o 90, ni a nivel de libertad de expresión ni de libertad política ni de derechos civiles. Muchas cosas han cambiado.

--¿La mujer marroquí está satisfecha de su papel?

--No hay una mujer marroquí. Hay mujeres. Y ha habido avances revolucionarios. Han sido necesarios 30 años de lucha para llegar donde estamos, pero las nuevas leyes dan respuesta a la evolución que ha sufrido la familia. El código de familia aprobado en 1956-1957, justo después de la independencia y absolutamente patriarcal, queda obsoleto. Pero no solo en Marruecos: los derechos de la mujer siempre ha costado cambiarlos.

--¿Es religiosa?

--Sí, soy musulmana.

--¿Qué piensa del velo, usted que también es feminista?

--Como pieza de vestuario, es un detalle. A nivel político, es otra cosa.

--Cuénteme.

--Es difícil definir el velo como la marca de una religión. Yo no le voy a decir qué ha de hacer una mujer, si lo ha de llevar o no.

--¿Pero no lo ve opresivo?

--Como musulmana, estoy convencida de que el velo no es una obligación. No solo el islam le pide a la mujer que se cubra el pelo: también en el catolicismo tradicionalmente se le ha pedido que lo haga.

--Entonces, ¿por qué lo vemos como una obligación?

--Eso es culpa del integrismo. El integrismo no tiene religión. El hecho de que usted vaya por Marruecos y vea mujeres con el velo no quiere decir que para todas ellas el velo signifique lo mismo. Algunas lo hacen porque quieren. Otras están obligadas por su padre, por su marido o incluso por su madre. Y otras lo hacen para ir a la moda.

--¿Pero la moda no va en contra del velo?

--También hay modas para el velo. Hay velos que están de moda. Yo no entenderé que un hombre a quien yo le guste me pida que me cubra --yo no lo haría, si me gustara un hombre--, pero respeto la libertad de la persona que se cubre.

--¿Cubrirse es someterse?

--¿Qué se puede hacer por una mujer si se deja pegar por su marido? Y, si el marido no la deja salir, ¿se puede hacer algo contra eso. Es su libertad individual. Hay que protegerlas, lógicamente, pero si se dan todas las circunstancias para que no se produzca esta opresión, si ella no se mueve, no se puede hacer nada.