"Acepté el papel de esposa del emir en la obra 'Espíritu rebelde' por cuestiones emocionales, porque mi padre es de Badajoz y por el personaje, una mujer bastante moderna para la época, pues se mete en política y se inmiscuye en lo que no lo hacían las mujeres entonces. Es un personaje fuerte y bonito". Con estas palabras explica Victoria Vera, la actriz considerada musa de la transición , las razones de su presencia en la obra que se estrena hoy en el Campillo, dentro del programa de Almossassa Batalyaws, la fiesta de la fundación de Badajoz.

Victoria Vera, que se mostró "feliz por participar en la conmemoración de un reencuentro de civilizaciones", cuenta con amplio bagaje en papeles de mujeres que a lo largo de la historia han puesto de manifiesto que la valentía y la inteligencia no son cualidades contemporáneas. "Siempre he tenido la suerte de hacer personajes que eran mujeres rebeldes, que luchaban por conseguir lo que querían, que podían parecer malas pero que eran supervivientes en un mundo de hombres. Lo más importante es que las mujeres sean solidarias unas con otras como lo son los hombres", afirmó.

Hizo 'La Serrana de la Vera' en Cáceres; 'Fedra', 'Lisístrata' y 'La Antígona' --"un texto maravilloso de María Zambrano"--, en Mérida, por lo que sabe lo que es actuar al aire libre; ahora lo hace en un descampado, algo que no teme porque está acostumbrada a los escenarios abiertos "y siempre sin sonido, aunque aquí me han dicho que es imprescindible". Incluso trabajó con actores amateurs en 'La Serrana', como ahora en 'Espíritu rebelde', lo que considera "muy interesante".

Desde sus comienzos en el Teatro Experimental Independiente (TEI), recién terminada su formación dramática y de danza, Victoria Vera ha desplegado un amplio mapa artístico con cerca de 30 películas, más de 20 obras de teatros y 13 producciones para la televisión, que le dieron la consideración de musa de la transición , que ella mantiene hoy con absoluta elegancia e inteligencia. Y cuyo origen recuerda "difícil y arriesgado".

Y rememora, obligada: "Quizás porque por azares de la vida me tocó estrenar un Antonio Gala que estaba prohibido; un Alberti que no había pisado España por estar en el exilio; un Arrabal que me tuve que encontrar con él en la zona internacional de Barajas porque no podía pisar suelo español; un Blasco Ibáñez que toda la vida había estado prohibido por republicano, a María Zambrano... Eso dio motivos a que en ese momento de la transición, cuando ponían bombas en los teatros y te insultaban, una serie de intelectuales, poetas, como Alberti, me ensalzaran como musa de la transición".

Es un título del que se siente, verdaderamente, "orgullosa, porque siempre he creído que uno de los momentos más maravillosos de este país ha sido el de la transición, con todos los defectos y la cosas que no hayan podido ser perfectas, el espíritu de conciliación era algo extraordinario".

Es por ello, quizás, por lo que no le gusta la política actual: "No creo en las dos Españas; eso de derechas e izquierdas, rojos y azules, me distancia por completo porque creo que un país no debe estar dividido nunca, creo que no se puede se sectario, hay que entenderse, respetarse y tolerarse y eso es lo que hace grande un país".

Para Victoria Vera, los textos actuales, si se los compara con los de los autores a los que se ha referido, considera que "la vida hoy no tiene la riqueza de la rebeldía y los textos son muy recurrentes. Todo el mundo recurre a la Guerra Civil, y ya basta. Ahora habrá que hacer la guerra de Afganistán", manifiesta.