TLto cantaban hace años Presuntos Implicados y entonces ellos ni siquiera tenían idea de lo que se avecinaba, de la cantidad exacta del cambio por sobrevenir. Es más, seguro que la compusieron un día de otra década y otro siglo, entre humo de tabaco y algún cubata, cuando aquello era lo normal y la vida era más goce que otra cosa. Cuando uno había conseguido quitarse cadenas: religión, transición, obligación, y se había sacudido los sacrificios de encima. Tú eras tú, parecido a como naciste, con más edad y más hábitos, que incluían, probablemente, cigarrillos y vino. Con el devenir del tiempo fumar es un delito, ser fumador te convierte en apestado, así que hace ya lustros que dejaste el humo, aunque seguías, eso sí, pasando alguna tarde-noche entre cervecita y cubata envidiando todavía al furtivo que enciende un LM aprovechando la penumbra. Ahora resulta que andar de tabernas es un mal social, que el alcohol es peor que la maría y el crack porque lo han certificado los científicos, esos que, sin ser vampiros, parecen llegados a la civilización con el único fin de colocar un hálito frío a la nuca de nuestras vidas. No hay día que pase sin avance científico que, siendo en principio buenos, en el fondo nos cambian rematadamente, enviándonos sin remisión hacia la metamorfosis que hará de ti un desconocido calvo, abstemio, de riñón trasplantado, con fobia al tabaco, que ha conseguido una esperanza de vida alargada mientras arrastra una vida sin esperanza pero larga. Anímate, brinda esta noche y ríe aunque te bombee la sangre desde un corazón de plástico. Imagina que eres Obama o ZP y puedes reinar otra vez. O volver a fumar. Cada uno se contenta como quiere.