Cuatro adolescentes belgas resultaron heridas por la explosión de una botella de gas para encendedores que habían inhalado como droga, según las autoridades de Namur, provincia de Bélgica donde se produjo el suceso. Las jóvenes, todas ellas de 15 años, sufrieron ayer quemaduras de segundo y tercer grado por la explosión, ocasionada cuando una de ellas encendió un cigarrillo en los baños públicos del ayuntamiento de Andenne.

Tras el accidente, los expertos de la fiscalía local encontraron una bolsa en el lugar de los hechos con cuatro botellas de gas butano para recargar encendedores, que habían sido utilizadas por las adolescentes como diversión, según declararon éstas a la policía. El senador y alcalde de la localidad vecina de Dinant, Richard Fournaux, y algunos medios belgas, como el diario "La Dernière Heure", han señalado hoy que el este incidente no es un hecho aislado, teniendo en cuenta que se habían producido casos similares anteriormente. "Es urgente tomar medidas contra un fenómeno mucho más frecuente de lo que creemos", ha declarado a la Agencia Belga Fournaux, quien recientemente propuso la prohibición de la venta de botellas de gas butano a menores de 16 años.

Por su parte, un psicólogo experto en drogas citado por "La Dernière Heure", Jean-Michel de Herde, afirma que las estadísticas de jóvenes que se drogan con butano son marginales, aunque admite que "no es un fenómeno visible" por tratarse de un producto legal. Este gas tiene un efecto psicotrópico sobre el organismo, y en concreto modifica la percepción y provoca una sensación de relajación y ebriedad, explica De Herde.

Las consecuencias nocivas de la inhalación habitual del butano incluyen daños graves en las vías respiratorias y en otros órganos como los riñones, la médula ósea o el cerebro, si el gas es consumido varias veces al día. La inhalación del gas a largo plazo puede provocar confusión mental, graves problemas respiratorios e inestabilidad emocional, según varios estudios citados por el psicólogo.