La palabra hidroterapia o terapia acuática tiene su origen en los términos griegos Hydor que significa agua y Therapeia que significa terapia.

Es una parte de la fisioterapia que tiene como objetivo el empleo del agua como agente terapéutico en cualquier estado físico o temperatura, utilizando sus características químicas, mecánicas y térmicas, para el alivio de las diferentes afecciones del aparato locomotor.

Los efectos terapéuticos que se producen cuando se realiza la terapia acuática se deben a sus principios mecánico y térmico del agua, y podemos destacar los siguientes:

Principio Mecánico, durante la inmersión en el agua el cuerpo va a estar sometido a tres factores físicos que son el factor hidrostático, el hidrodinámico y el hidrocinético.

  • Factor hidrostático: Se basa en el principio de flotación. Dentro del agua el cuerpo pesa menos, podremos movernos mejor, disminuye el estrés que sufren las articulaciones de carga al soportar un peso menor, y nos va a permitir realizar movilizaciones pasivas, asistidas, activas y contrarresistidas de las articulaciones que se encuentren sumergidas. También se actúa sobre la función respiratoria, sistema circulatorio y sistema muscular, produciendo una disminución del consumo de oxígeno y una hipotonía muscular. Todo esto dependerá siempre de la profundidad a la que se encuentre sumergido el cuerpo, y de su edad, peso corporal, capacidad vital y sexo.
  • Factor Hidrodinámico: este factor tiene en cuenta que todo el cuerpo que se sumerge en el agua y se mueve va a presentar una resistencia al movimiento.
  • Factor hidrocinético: Lo que conseguimos con este factor es un efecto masaje sobre el cuerpo que, dependiendo de la forma de aplicación, estará indicado para distintas patologías.

Hay muchas más indicaciones que se encuentran dentro del factor mecánico de la terapia acuática como son la mejora de la propiocepción y el equilibrio, mejora del estado emocional y psicológico, mejora del retorno venoso, relajación muscular y reeducación respiratoria.

Principio térmico, si utilizamos agua caliente se va a producir cierto grado de analgesia y aumento de la temperatura local y general causada por una vasodilatación, y a su vez, produce una disminución del tono muscular.

El agua caliente también va a aumentar la elasticidad disminuyendo la rigidez articular.

La utilización del agua fría va a producir, en principio, una vasoconstricción. Las indicaciones del agua fría son igualmente la analgesia y la relajación muscular.

La temperatura del agua la podemos clasificar en:

  • Muy frío: 8-15ºC
  • Frío: 16-29ºC
  • Tibio: 30-33ºC
  • Punto indiferente: 34-35ºC
  • Caliente: 36-38ºC
  • Muy caliente: más de 39ºC

Las reacciones que nos encontramos en nuestro organismo durante la realización de la terapia acuática son las siguientes dependiendo de la temperatura del agua:

  • En el sistema cardio-circulatorio el agua fría va a disminuir la actividad cardiaca, la frecuencia y aumentará la presión arterial, produciendo una vasoconstricción. El agua caliente va a producir un aumento de la frecuencia cardiaca y una disminución de la presión arterial a causa de una vasodilatación.
  • En el sistema respiratorio, las aplicaciones de agua fría de larga duración producen una respiración profunda y rápida. Las aplicaciones en agua caliente de larga duración van a producir respiraciones profundas pero más superficiales.
  • A nivel hematológico las aplicaciones de agua fría incrementan los glóbulos rojos, la viscosidad y la concentración de la sangre, y las aplicaciones de agua caliente bajan el nivel de hemoglobina y los leucocitos.
  • En el sistema músculo esquelético, las aplicaciones de agua fría producen hipertonía muscular y aumenta la excitabilidad de los músculos. El agua caliente de larga duración produce hipotonía muscular y disminución de la excitabilidad muscular, lo que se traduce en una relajación de la musculatura.

En las jornadas de trabajo de la fisioterapia en neurología que realizamos en el Hospital Casaverde Mérida, es muy positivo trabajar en el medio acuático, ya que podemos utilizar sus propiedades para estimular la movilidad de los pacientes en un medio en el que no existe riesgo de caída.

Dentro del agua se produce una inestabilidad, por lo que el paciente debe estar alerta durante toda la sesión de trabajo para evitar la pérdida del equilibrio. Por este motivo se estimula continuamente la actividad reactiva del cuerpo, buscando mejorar el equilibrio y disminuir el riesgo de caída, realizando un trabajo de manera más independiente, llegando a realizar actividades dentro del agua que hasta ese momento son imposibles fuera de ella.

Entre las actividades que podemos trabajar con el paciente neurológico dentro del agua se pueden destacar las siguientes:

  • Concienciación de la postura global del cuerpo.
  • Diminución del dolor producido por el aumento del tono muscular o la rigidez articular.
  • Fortalecimiento de la musculatura hipotónica.
  • Estimulación de la propiocepción y el equilibrio,
  • Mejora de la movilidad articular global.
  • Relajación corporal global con diferentes técnicas.
  • Potenciar la autoestima.

El efecto de la hidroterapia en agua caliente es beneficioso para todo tipo de pacientes con patologías neurológicas.

En los pacientes con daño cerebral sobrevenido, se produce una mejora general significativa; la inmersión en agua caliente produce una relajación de la musculatura, causando una hipotonía de la misma cuando los movimientos son lentos y pausados. Igualmente se provoca un aumento del tono muscular cuando los movimientos realizados por el paciente son rápidos y repetitivos y encontramos una mejoría notable en las reacciones de equilibrio y en la marcha.

En pacientes con esclerosis múltiple se ha observado una disminución del dolor y rigidez articular, permitiendo una mayor libertad de movimiento a la vez que una mejora del equilibrio y un notable fortalecimiento muscular.

En pacientes con Parkinson, podemos trabajar la prevención de las caídas, el control postural, la marcha para realizar un paso más largo o el desplazamiento del centro de gravedad para aumentar la seguridad del paciente durante la marcha.

Como conclusión podemos destacar que el trabajo de los pacientes en el medio acuático es muy beneficioso al actuar en las tres esferas, la social, la psicológica y la física, produciéndose una mejoría significativa tanto en pacientes con una afectación neurológica como traumatológica.