María del Carmen Barcala se hartó a trabajar los últimos días de su vida. Las cenas de empresa, que proliferan como los hongos en Navidades, tuvieron la culpa de que esta camarera gallega de 42 años no regresara a casa en la última semana antes de las tres de la madrugada.

Ayer se repitió la situación, pero no llegó a meterse en la cama. Su marido la estranguló fríamente en presencia de sus seis hijos, que no pudieron impedir la muerte de la víctima número 65 de la violencia machista en lo que va de año.

Los vecinos de Portas (Pontevedra) especulaban ayer con la posibilidad de que las horas a las que llegaba Mari Carmen a casa después de trabajar en el restaurante estuviesen detrás de este terrible asesinato.

SIN DENUNCIAS PREVIAS El hijo mayor de la pareja, de 22 años, fue el que avisó cerca de las cinco de la madrugada a la Guardia Civil de que su padre acababa de cometer una locura. Poco después, el presunto asesino fue detenido en un cruce de carreteras cercano, gracias a la colaboración de los vecinos del pueblo, que facilitaron la zona por la que habían visto al agresor.

Fuentes de la subdelegación del Gobierno precisaron que no existían antecedentes ni denuncias por malos tratos contra el presunto homicida, de 49 años.

Las investigaciones sí que pudieron confirmar que la relación entre la pareja se había deteriorado en los últimos días.

CONDENA DE HECHOS Algo que dejó sorprendido al alcalde del pueblo pontevedrés, Roberto Vázquez. "Nunca llegó a mis oídos que tuvieran problemas", aseguró.

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, condenó los hechos e insistió en que "no se puede ser neutral en este asunto" porque es "de ámbito público".

Aído sugirió como recetas "el aislamiento de los agresores y una mayor implicación de la ciudadanía". Las 65 muertes por violencia machista contabilizadas el 2008, frente a las 71 del año pasado, podrían ser 70 si se confirman otras cinco que se investigan.