El primer trasplantado de ambos brazos de España, intervenido el 30 de octubre en La Fe de Valencia, confesó ayer, a su salida del hospital, que se encuentra "muy bien", se mostró agradecido con el equipo médico y expresó que su primer deseo tras la operación era ver a sus hijos.

El paciente, Diego Jiménez, atendió a los medios congregados a su salida y dio las gracias "a los familiares del donante, a Dios, al doctor Pedro Cavadas y a su equipo, y a las enfermeras de la sexta planta" del centro hospitalario.

Jiménez señaló que siente "una alegría muy grande" y apuntó que no se le ha hecho duro "nada". De hecho, el cirujano informó de que en pocas semanas podrá doblar y estirar los codos, aunque pasarán casi dos años hasta que las manos puedan tener la función suficiente para llevar una vida autónoma.