Un hombre de 39 años mató presuntamente en la noche del jueves a su hijo de 10 años, al que tenía que haber entregado a su madre, y después se suicidó en su domicilio de la localidad de Beniel (Murcia). El sospechoso había sido condenado, a principios de junio, por un juzgado de Violencia sobre la Mujer por un delito de coacciones a su expareja, de la que se había divorciado hace dos años, por lo que se le impuso una orden de alejamiento que incumplió el día 19 del mismo mes, cuando fue condenado por quebrantar la prohibición de aproximación. La pena de cuatro meses de prisión que le fue impuesta por ello quedó suspendida, a petición de la defensa y sin la oposición de las acusaciones. Es frecuente en delitos de violencia machista que la víctima se retracte, perdone al acusado y por eso muchas condenas o medidas de protección se ven interrumpidas.

Este asesinato se suma a los tres crímenes motivados por esta lacra que han tenido lugar en los últimos cinco días, cuando tres hombres han acabado con las vidas de sus parejas o exparejas.

El pasado domingo fue asesinada una mujer en Vilalba (Lugo); el lunes, otra en Calpe (Alicante) y el miércoles, otra en Tarrasa. Con estos tres fallecimientos, la negra lista de asesinadas a manos de parejas o exparejas asciende a 35 en lo que va de año, 11 más que en el mismo periodo del año anterior, mientras que el número de fallecidas desde el 2003 es de 1.010.

En cuanto a los menores, de confirmarse que la pretensión del padre al asesinar a su hijo era infringir el máximo daño a su expareja, serían ya dos los niños fallecidos este año debido a episodios de violencia machista y 29 desde el 2013. Por ello, el Gobierno, tras pedir «firmeza» frente al «terror» de la violencia de género, reiteró su pretensión de modificar el régimen de visitas en parejas separadas para que los padres maltratadores no puedan «poner en riesgo la seguridad de los menores», tal como se recoge en el Pacto de Estado. El Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, ha iniciado una investigación para saber si se valoró el riesgo que corría el menor.

La policía de Beniel tuvo conocimiento del suceso cuando alrededor de las 20.30 horas del jueves una llamada alertó al cuerpo policial de que el niño no había sido entregado a su madre a la hora establecida en el régimen de visitas, por lo que varios agentes buscaron por bares y espacios públicos y, al resultar la búsqueda infructuosa, una patrulla se dirigió a la vivienda del padre, en la avenida Calvo Sotelo, para comprobar qué ocurría.

Al llegar al domicilio, los agentes comprobaron que la puerta estaba cerrada con llave por dentro, por lo que avisaron a un cerrajero para que la abriese. Previamente, el hijo mayor de la pareja intentó entrar con su juego de llaves e incluso telefoneó al padre y al no obtenerse respuesta y escuchar que el móvil sonaba en el interior, el cerrajero procedió a abrir la puerta. Fue en ese momento cuando, entre el pasillo y el baño, encontraron tendido en el suelo el cuerpo del menor rodeado de gran cantidad de sangre y en la cocina el cadáver del padre ahorcado.

Antes de acceder al lugar, los familiares habían avisado de que el sospechoso había tenido comportamientos suicidas.