La calle Loureiros de Santiago, situada en el barrio de Santa Clara, fue este lunes escenario de un terrible suceso. Un hombre de 39 años mató a su sobrino, de solo 3, estrangulándolo con sus propias manos. No se conocen hasta el momento los motivos que le han podido llevar a cometer el terrible hecho, aunque las primeras investigaciones apuntan a que el supuesto homicida pudo haber sufrido un brote psicótico. Tras el crimen, este hombre fue detenido por la Policía Nacional, aunque tuvo que ser trasladado en una ambulancia a un centro hospitalario, bajo la custodia de varios agentes. En el lugar, algunos vecinos comentaron que este hombre ya había sufrido algún episodio psicótico hace tiempo.

El crimen fue cometido al filo de las ocho de la tarde en el inmueble número 17 de esta calle del norte del casco histórico compostelano. Se trata de una vivienda de dos plantas en la que viven varios miembros de la misma familia. El patriarca es José Cepeda, un empresario muy conocido en Santiago ya que regenta el Ultramarinos Cepeda, situado en la plaza de Cervantes, en la zona monumental. Él es el abuelo del niño.

Estaban solos

Cuando ocurrieron los hechos, en el interior de la vivienda estaban el niño y su tío, y todo parece indicar que en ese momento no había nadie más en la casa. Las primeras indagaciones que están llevando a cabo los especialistas del grupo de homicidios de la Policía Nacional de Santiago apuntan a que el hombre estranguló con ambas manos a su sobrino, aunque la causa exacta de la muerte la tendrá que desvelar la autopsia. Tras enterarse de los hechos, la madre del niño se presentó en la casa y sufrió un gran impacto emocional al saber que su propio hermano había matado a su hijo.

Tras el crimen, la Policía Nacional estableció un amplio dispositivo en torno a la vivienda y también se cortó el tráfico en la calle. Al lugar se desplazó el comisario de la Policía Nacional de Santiago, Cástor Vázquez. También se presentaron allí el concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muíños, la jueza de instrucción Ana López-Suevos, y el jefe de la Policía Local de Santiago, José Ramón Silva.

Alrededor de las once de la noche, casi tres horas después de cometido el crimen, un vehículo de los servicios funerarios recogió el cadáver del pequeño para ser trasladado al hospital, donde le iba a ser practicada la autopsia. Minutos después, la policía levantó el corte en la calle, aunque los investigadores seguían dentro de la casa analizando el escenario del crimen y recogiendo pruebas para poder aclarar las circunstancias en las que se produjo la muerte del pequeño.

Los vecinos seguían en la zona todavía impactados por lo ocurrido en la vivienda de la familia Cepeda. Nadie oyó nada. Los residentes en el entorno solo se enteraron de lo que había pasado cuando empezaron a ver llegar los coches de la Policía Nacional.