Su largo periplo, una búsqueda desesperada por media Europa para volver a conseguir la custodia de su hijo, acabó, de momento, delante del Gobierno rumano en Bucarest. Vasilica Iulian Grosu se roció el lunes con gasolina y se quemó a lo bonzo. Ahora está ingresado en un hospital con quemaduras en el 50% de su cuerpo. No es la primera vez que hace algo así. El pasado septiembre lo intentó en la estación de ferrocarril de La Haya, en Holanda, donde la policía evitó el suicidio. Y en mayo, Grosu se presentó en el juzgado de Moguer (Huelva) con las venas cortadas.

"Soy demasiado insignificante para que me hagan caso. No tengo a dónde ir para que me devuelvan a mi hijo", explicó hace dos semanas al diario rumano Jurnalul . El motivo del drama es una historia rocambolesca sobre su hijo, Andrei Eduard, de 7 años, que está con su madre, Daniela Badea, en alguna localidad de Huelva, aunque la última pista los sitúa en un centro de servicios sociales en Córdoba.

Según el abogado de oficio que defendió a Grosu en España, su caso hay que tomárselo con ciertas precauciones. "Es un hombre muy conflictivo al que una juez en España le ha quitado la custodia de su hijo porque él no tenía dirección fija, ni trabajo y cuando el niño estaba con él se encontraba en unas pésimas condiciones", según el letrado, José Angel Méndez Alfaro.

Grosu fue detenido el 7 de mayo del año pasado en la autopista cerca de Valencia cuando se dirigía con su hijo, desde Rumanía, a Palos de la Frontera, donde residía su mujer. Dijo que venía de turista. "Y me trataron como un terrorista. Mi hijo se echó a llorar, los agentes le pegaron a él y también a mí", relató el albañil rumano, que ingresó durante dos semanas en la prisión de Picassent, mientras que el niño fue trasladado a un centro de acogida. Según Méndez Alfaro, sin embargo, el hombre "había amenado con mensajes de móvil a su mujer y al empresario con quien ella tenía una relación". "Vengo a mataros escribió. Por eso, la policía le esperaba y ya pudo detenerle en Valencia", añadió.

Tras ese episodio, Daniela Badea reclamó la custodia que un tribunal rumano le retiró.