´LA VIDA MANCHA´

DIRECTOR: Enrique Urbizu. INTERPRETES: José Coronado, Zay Nuba. PAIS: España. AÑO: 2003. SALAS: Cáceres

En su nueva colaboración tras La caja 507 , el director Enrique Urbizu y el actor José Coronado no intentan para nada explotar los recursos de aquel thriller en el que el intérprete encarnó a un tipo febril y violento superado por los acontecimientos.

Todo lo contrario. En La vida mancha , un sobresaliente Coronado --también lo estaba en la anterior película de Urbizu-- representa a un tipo de apariencia tan distante como sosegada, que domina todo lo que sucede a su alrededor menos sus propios sentimientos amorosos.

UN HOMBRE MADURO

Coronado encarna a Pedro, un hombre maduro que regresa a su localidad natal tras muchos años de ausencia. Allí se reencuentra con su hermano pequeño, Fito (Juan Sanz), un camionero que pierde todo lo que gana en partidas compulsivas de póker. Uno sabe que ya no está enganchado a los naipes cuando deja de perder, le dice en una escena su hermano del alma.

Fito vive con su esposa Juana (la debutante Zay Nuba) y el hijo de ambos, Jon (Sandro Polo), y la estima entre cuñados crece poco a poco, tan sosegadamente como aparenta vivir la vida el protagonista del filme.

El pasado de Pedro es un misterio, y lo seguirá siendo, tanto para su hermano como para el espectador, cuando finalice el relato. Porque La vida mancha captura una situación concreta, que no se prolonga más de ocho o nueve días, y concluye como empezó, con la marcha solitaria de Pedro, una suerte de ángel caído que con su presencia, a veces indulgente, otras inquietante, dinamita la vida cotidiana del hermano y los suyos.

El trabajo de Urbizu se basa en la contención, en el gesto y en la mirada. Es un filme transparente, aunque muchas cosas de las que ocurren en el plano son sugeridas más que mostradas. Casi no pasa nada en la historia, pero pese a ello La vida mancha no es una película sobre el vacío, sino sobre el esfuerzo para llenar ese vacío que desarrollan los tres personajes del filme, un triángulo sentimental sugerentemente atípico.