Menos sal en el pan y nosotros sin enterarnos. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, reveló ayer en el Senado que la industria del pan ha reducido dos gramos de sal por kilo de harina --en torno a un 9%-- y ha cumplido con anticipación su compromiso al hacerlo efectivo antes de fin de año. El acuerdo fue firmado en el 2005 con la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (Ceopan) dentro de la estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad). "Los consumidores no han notado cambios en el sabor", añadió.

El pacto fijaba la reducción de un gramo por kilo y año hasta el 2009. Al rubricar el convenio, el pan en España contenía 22 gramos de sal por kilo de harina, lo que en la práctica significa que una barra de 250 gramos tiene ahora cinco gramos de sal, es decir, medio gramo menos.

La industria panadera, según el secretario general de Ceopan, José María Fernández del Vallado, aceptó el compromiso y lo seguirá cumpliendo porque la reducción de sal, además de favorecer la salud, puede ayudar a recuperar el consumo de este alimento, que en tres décadas ha caído de 82 kilos por habitante y año a 55, muy por debajo de los 80 recomendados por la OMS.

USO EXCESIVO La sal, según los expertos, es básica para el organismo. Forma parte de los alimentos naturales y se añade a la comida como conservante, para potenciar el sabor o mejorar la textura. El problema, por lo tanto, no es el consumo, sino el uso excesivo. La OMS aconseja no pasar de cinco gramos al día, pero en España se superan los 10.

Los especialistas y Sanidad llevan años alertando de este consumo, ante el que los pacientes obesos e hipertensos son especialmente sensibles. Las iniciativas para rebajarlo se han centrado en la industria porque, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), en el proceso de elaboración se añade el 75% (otro 10% lo llevan los comestibles y el 15% restante lo agrega el consumidor). "El problema es que no aparece en el etiquetado de muchos productos como el pan", apuntan.

La ministra también valoró positivamente el descenso en grasas, azúcares y aporte calórico en las bebidas.