Más vale tarde que nunca. Eso ha debido pensar el Servicio Andaluz de Salud (SAS) que ha citado para recibir una prueba preventiva contra el cáncer de mama a una paciente que falleció hace 15 meses en la localidad sevillana de Ecija. La muerte fue por cáncer, pero de estómago, detectado tras varios años de consultas y tratamientos erróneos, que le fue diagnosticado dos meses antes del fallecimiento. La familia ya ha reclamado una indemnización de 200.000 euros, por daños morales, al Hospital San Sebastián, de Ecija, que la trató.

Pastora R. C., de 48 años, murió de un adenocarcinoma gástrico con metástasis en el peritoneo en octubre del 2003, sin llegar a saber nunca la causa. Al tratarse de un proceso fulminante que ya no tenía tratamiento posible, la familia se lo ocultó para evitarle más sufrimiento.

La primera visita al hospital se produjo en agosto de 1995. Empezaron a tratarla de catarros, urticarias e incluso dispepsia gástrica, aunque según el abogado de la familia, Fernando Osuna, no se le realizaron pruebas "o fueron poco significativas" para descartar una dolencia de mayor gravedad. En el 2001, los dolores se intensificaron "provocándole un constante calvario de dolor, con cuadros incluso de depresión y ansiedad", añade.

"Aun así, ningún facultativo le realizó las pruebas precisas para detectar el cáncer que padecía y evitar su fallecimiento", prosiguió. Dada la insistencia de la paciente, la derivaron al Hospital de la Merced de Osuna (Sevilla), donde la comisión de tumores le diagnosticó, en agosto del 2003, un cáncer de estómago.

La única explicación que recibió la familia fue la de que "estas cosas, lamentablemente, suceden". Ahora, por si fuera poco, los familiares han recibido con estupor una nueva carta del Hospital San Sebastián en el que, creyendo que sigue viva, y dada su edad, la citan para que se haga una prueba para el diagnóstico del cáncer de mama.