TTtiene el bicho la boca mezquina, siempre contraída en un rictus asqueroso de asco, y unos ojos inexpresivos y fríos marca de la casa. Condenado a 3.000 años de cárcel por 25 asesinatos, este criminal nacionalista y etarra, irreversible y recalcitrante, con tendencia a la flacidez y al papo lacio, como su primo Otegui, que celebraba con cava y langostinos en la cárcel cada nuevo asesinato de sus conmilitones, que se carcajeaba viendo el sufrimiento de los familiares de las víctimas, este cabrón morrocotudo, digo, está en huelga de hambre desde el día 7 de agosto. Sólo bebe agua, pobre. Los motivos de esta actitud heroica son jurídico políticos, dice el menda. Y está dispuesto a llevarla hasta el final. Aún recuerdo otra huelga de hambre de algunos fantasmas de su piara, que publicitaron a bombo y platillo, y que al final devino en huelga mediopensionista. Por la noche, los espabilados se hartaban de bocatas de chorizo y mortadela con aceitunas mientras, por el día, seguían postrados en sus camastros con cara de hambruna gandhiana. Pero no, parece que ésta, afortunadamente, va en serio.

La intención del asesino es exigir su excarcelación. Si su determinación es tan firme como se deduce de las crónicas, a fe que conseguirá su objetivo. Con el ligero matiz de que saldrá de la cárcel con los pies por delante y en una caja de roble, por supuesto. Pues dado que el cava me produce ardores y aerofagia, ese día yo me beberé un vaso de buen vino extremeño. Y a golpe de refrán, que "por San Martín, deja el cerdo de gruñir". Amén de los amenes. (jabuizaunex.es)