Hungría no podrá recurrir al Fondo de Solidaridad de la Unión Europea (UE) para sufragar los efectos del vertido tóxico de una fábrica de aluminio, que mató a nueve personas y causó un desastre ambiental sin precedentes, al tratarse de un accidente industrial y no de un desastre natural. Así lo aseguró en Budapest la comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva quien agregó que Hungría "deberá discutir con la Comisión Europea cómo encontrar fondos" dedicados a agricultura y protección del medio ambiente. Georgieva recalcó que la UE podrá apoyar a Hungría en la reconstrucción "con expertos, maquinaría y productos químicos" y a través de la colaboración de la protecciones civil de distintos países europeos. La comisaria y el ministro del Interior húngaro, Sándor Pintér, con quien se entrevistó, estuvieron de acuerdo en que la UE deberá revisar el uso de los Fondos de Solidaridad, para que estos se puedan utilizar en caso de una catástrofe industrial. El pasado 4 de octubre una rotura en una balsa de acumulación de residuos de la fábrica de aluminio MAL anegó con un lodo tóxico un terreno de 40 kilómetros cuadrados, causando la muerte de 9 personas y más de un centenar de heridos. Los habitantes de la aldea más afectada, Kolontár, fueron evacuados por el miedo a una nueva riada, pero regresaron el viernes a sus hogares. Mientras que las autoridades húngaras han reiterado que la toxicidad del aire -producida por la conversión del lodo en polvo- no alcanza niveles dañinos para la salud, los ecologistas consideran una irresponsabilidad el regreso de los evacuados.