El huracán "Sidr" dejó hoy una estela trágica a su paso por Bangladesh donde, con las comunicaciones cortadas y sin electricidad, los recuentos hablan ya de más de 467 personas fallecidas y 3,2 millones de evacuados.

El huracán llegó a Bangladesh en la noche del jueves y arrasó la línea de costa con vientos de 240 kilómetros por hora que causaron una elevación del nivel del mar de cinco metros y la destrucción de miles de casas, árboles y el tendido eléctrico. Con muchas zonas todavía incomunicadas, la agencia bengalí UNB optó por realizar un recuento distrito a distrito, que arroja ya la cantidad de 467 muertos y miles de heridos, aunque pocas horas antes un portavoz del Gobierno había asegurado que los fallecidos eran 233, a falta de tres áreas. "Puede que sean más de 233. Pero mire, no tenemos electricidad, ni luces, ni más información. En este momento estamos en completa oscuridad y no sabemos nada", dijo a Efe desde Dhaka un funcionario del Centro de Control del Ministerio de Gestión de Desastres.

El país se encuentra virtualmente a oscuras y los distritos más afectados, sobre todo en la línea costera, continúan sin suministro de agua potable, sistema de transporte o conexión telefónica, por lo que el balance de víctimas podría todavía aumentar. "Hay áreas remotas e islas frente a la costa a las que los equipos de rescate todavía no han podido llegar", aseguró el secretario de Gestión de Desastres, Ayub Mian.

La mayoría de los muertos son personas que se refugiaron en sus pequeñas casas de bambú y hojalata, insuficientes para protegerlos de los fuertes vientos, aunque las autoridades continúan preocupadas por el destino de decenas de pequeñas embarcaciones que no han podido regresar a la costa. Tras asolar el sur del país, el ciclón se desplazó hacia el centro de Bangladesh, donde está situada la capital, Dhaka y, ya convertido en tormenta tropical, se desplazó hacia las regiones indias de Tripura y Assam.

El aeropuerto de Dhaka y el principal puerto del país, en la sureña ciudad de Chittagong, se mantienen cerrados por los vientos, lo que dificulta la tarea de las organizaciones humanitarias e internacionales que trabajan sobre el terreno.

Según anunció la Cruz Roja, unos 3,2 millones de personas habían sido evacuadas este jueves en 15 distritos de Bangladesh en previsión de los destrozos del "Sidr", aunque de ellas sólo 620.000 pudieron alojarse en refugios especiales, mientras que los demás simplemente salieron de sus casas hacia tierras más altas. "Claro que la labor no es suficiente, hay cientos de muertos. Tenemos recursos limitados. Pero sobre el terreno nos dicen que este ciclón tenía la misma intensidad que el de 1991. Esta vez estábamos mejor preparados", declaró a Efe un portavoz de la organización en el sur de Asia, Devinder Tak. Tak se refería a un tremendo huracán todavía vivo en la memoria de los bangladeshíes, que causó la muerte de 150.000 personas tras levantar una ola de ocho metros.

La Cruz y la Media Luna Rojas tienen varios equipos trabajando sobre el terreno para paliar los efectos del huracán sobre la población, una ayuda que estará unida a las 98 toneladas métricas de comida destinadas a las víctimas por parte del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Bangladesh es un país azotado habitualmente por los huracanes y, según los cálculos de los meteorólogos, en los últimos 125 años las costas han sido golpeadas por 80 grandes tormentas que han acabado con la vida de 2 millones de personas y han dejado sin casa a decenas de millones. En el país, 60 de sus 140 millones de habitantes viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar, por lo que una crecida del mar como la que se produjo esta madrugada tiene consecuencias catastróficas. "Esta ha sido una de las peores pesadillas de este tipo que he vivido", dijo, narrando la noche, un anciano de la ciudad de Patuakhali, inundada al igual que las localidades Bagerhat, Barisal y Barguna, esta última conocida popularmente como "hija del mar". Con la llegada del "Sidr", el mar volvió a crecer ayer para llevársela.