Un iceberg gigante, de 2.250 km2, el tamaño de Luxemburgo o la isla de Tenerife, se ha desprendido del glaciar Mertz en la Antártida oriental, al colisionar con otro gran bloque de hielo, conocido como el B-9B, y ahora las dos placas se desplazan como un único bloque. Los científicos temen que este fenómeno afecte a la circulación de los océanos en todo el mundo y a la vida marina en la región, y como medida de precaución estan elaborando nuevas cartas marítimas de la zona para evitar que la masa de hielo provoque algun accidente.

Este bloque de hielo, con un espesor medio de unos 400 metros, se separó el 12 o 13 de febrero, según se puede ver en las imágenes de satélite utilizadas para este estudio por un equipo de investigadores franceses y australianos.

Crece más de un kilómetro anual

El estudio refleja que según el ciclo natural, "el glaciar crece un poco más de 1 km cada año", ha afirmado el investigador francés, que al mismo tiempo ha descartado que el calentamiento global haya influido en el desprendimiento.El principal temor entre los expertos es que el movimiento constante de la placa transforme la composición del agua del mar en la zona y afecte a la normal circulación de agua salada, densa y fría que suministra oxígeno a las corrientes oceánicas profundas.

Los pingüinos emperador, en peligro

Según los investigadores, los gigantescos icebergs pueden permanecer en esta zona actuando como topes, bloqueando la producción de este cambio de agua densa y, en última instancia, los resortes de la circulación de los océanos.

La trayectoria de estos témpanos gigantes también pueden tener un impacto significativo sobre la diversidad biológica, ya que las polinias son lugares de concentración de alimento para aves y mamíferos marinos, incluidos los pingüinos emperador que, si se produjera algun cambio significativo en el medio marino, podrían sufrir graves consecuencias.