La Iglesia anglicana se dispone a despejar el camino para la ordenación de obispos gais, siempre que sean célibes. El documento con el que se trata de clarificar una cuestión que ha provocado años de controversia deberá ser presentado en el sínodo que tendrá lugar el próximo mes.

El texto, Eligiendo los obispos. La ley de igualdad del 2010 , es una aclaración legal. En él se insiste en que la orientación sexual no debe ser tomada en consideración a la hora de elevar a un sacerdote al rango de obispo, y que lo contrario sería una discriminación. El documento recomienda sin embargo que la jerarquía eclesiástica pueda bloquear una nominación si esta pudiera causar "división y desunión en la diócesis".

En septiembre, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, máximo responsable de la Iglesia anglicana, dejó claro que aprobaba la ordenación de obispos homosexuales siempre que mantuvieran el celibato. En términos eclesiásticos, celibato significa castidad. La Iglesia está pues dispuesta a admitir inclinación y tendencias homosexuales, pero no que lleve a la práctica esas tendencias.