El arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia anglicana, Rowan Williams, aprovechó los escándalos sexuales para hurgar ayer en la herida de la Iglesia católica. Williams afirmó que la institución católica de Irlanda, país donde se han probado numerosos casos de violaciones y malos tratos de niños a manos de religiosos, ha perdido toda credibilidad por haber amparado durante décadas a los agresores. Las palabras de Williams parecen una respuesta preventiva a la visita que el Papa hará en septiembre al Reino Unido, para que se abstenga de hacer llamamientos de conversión al catolicismo.