Tras advertir hace un par de semanas a los políticos católicos que si apoyan la reforma del aborto, actualmente en trámite parlamentario, estarán "objetivamente en pecado público mortal" y no podrán "ser admitidos en la sagrada comunión", la Iglesia española expuso ayer las condiciones para que los diputados y parlamentarios puedan ser readmitidos en el sacramento. "Tienen que arrepentirse", dijo ayer el secretario general y portavoz de la jerarquía eclesiástica, Juan Antonio Martínez Camino, el mismo que lanzó entonces una admonición condenada por todas las formaciones menos por el PP. Y ese arrepentimiento, continuó, ha de ser público. "No podrán recibir la comunión hasta que se confiesen y reparen el mal causado. Tendrán que decir públicamente que se arrepienten de lo dicho y de lo votado", señaló Martínez Camino en la conclusión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.

María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del gobierno, contestó a la CEE: "Los gobiernos y los parlamentos tienen derecho a legislar sin injerencias". H