TAt nadie le habrá sorprendido que los varones ganen un 40% más que las mujeres ni hacía falta que el INE nos lo comunicara. Pasado mañana celebraremos el día de la mujer trabajadora y será un buen momento para que pasemos del lamento a la acción. Ya pocos se atreven a declarar su machismo a los cuatro vientos aunque a veces tengamos que leerlos hasta en columnas, pero quizá sean más preocupantes los que calladamente siguen sin creer en la igualdad y consideran a la mujer como un colectivo que amenaza el ancestral sistema de patriarcado. El BOE no va a solucionar de un plumazo tantos siglos de injusticia pero, por poco que se logre, siempre se avanzará algo más que esperando de pie a que un empresario pague a sus empleadas como es debido. Es curioso ver cómo las mujeres son ya mayoría en las Universidades, obtienen los mejores expedientes y ocupan los primeros puestos en oposiciones en casi todos los ámbitos, desde la medicina hasta la judicatura. Pero cuando la selección ya no depende de los factores de igualdad y mérito sino del criterio empresarial son los varones los que pasan a ser mayoría.

Además de leyes hace falta cambiar muchas mentalidades que empujan para dejar las cosas como están: la revolución empieza por lograr que la coeducación sea efectiva y, sobre todo, por reequilibrar los papeles familiares: el viaje de la mujer hacia la vida laboral fuera del hogar no se ha compensado con el papel de un nuevo varón que tendrá que pedir permisos laborales para cuidar a familiares enfermos, que tendrá una paternidad más materna y que descubrirá que la igualdad es un beneficio para todos (y todas). http://javierfigueiredo.blogspot.com/